Desde las entrañas del volcán

Desde las entrañas del volcán
Blog-experimento. Espacio onírico. Utopía en proceso de construcción. Soy comunicadora audiovisual, guionista, escritora, feminista, militante de lo colectivo, artista, activista, anticapitalista y hechicera de la revolución. Colaboro con varias publicaciones y me apunto a un bombardeo. Para propuestas amorosas y proyectos contacta conmigo: garcialopez.alejandra@gmail.com

miércoles, 31 de agosto de 2011

La pérdida es la búsqueda, la búsqueda el encuentro IIparte


 
Mati Klarwein, la anunciación

La joven se despojó de las ropas que le cubrían, dejando su cuerpo desnudo, arropado únicamente por el aire de la cueva, como si fuera el aliento de la tierra, que le soplaba para darle calor. Introdujo un pie en la laguna de verdes aguas y, poco a poco, se sumergió siendo consciente de lo que hacía, un viaje hacia su interior.

Permaneció varios minutos bajo el agua, con los ojos cerrados y aguantando las respiración. Quería llegar hasta el fondo y dejarse llevar por los sentidos, la mente y el cuerpo, para desentrañar las causas ultimas que convertían las sensaciones en conocimiento de su yo. Esa era la verdadera forma de pensar, comprendió.

Bajo el agua se desprendió de sus dolores y sufrimientos, del inmenso peso de la soledad, al advertir que eran fruto del desconocimiento, que con ese viaje a lo profundo dejaría para siempre atrás. Abandonó la oscuridad que la colmaban y se llenó de la energía y la luz que salía a borbotones desde lo hondo de la laguna. Cuando tocó con el pie el alma de la tierra, se impulsó para volver a la superficie y juró que no volvería a huir de si misma.

Al salir, sintió como si hubiera despertado de un profundo sueño en el que parecía haber estado inmersa durante una eternidad. Contempló su cuerpo de mujer, voluptuoso y armónico, lleno de curvas en movimiento como las de una serpiente y sintió la lucidez de haberse quitado el velo. Ese humo sutil que le impedían reconocer la potencia femenina que había en sus adentros.

La energía sensual, luminosa y brutal que puebla la tierra era la misma que sentía burbujear en todos los poros de su cuerpo. Y fue consciente del punto en el que la fuerza creadora había penetrado para fecundarla y beber de su sangre, desparramándose por todo su ser, para no abandonarla jamás.

De esta forma tuvo lugar el encuentro absoluto con sus inquietudes intelectuales y sensoriales, y la asimilación de su personalidad sexual volcánica. A partir de entonces se sintió libre, tanto como el agua del mar y la lava que escupen los cráteres y nunca más volvió a reprimirse, ni dejó que sus miedos, vergüenzas y supersticiones robaran espacio a su verdadera esencia.

La joven, despierta y más viva que nunca, salió de la gruta. Las lechuzas sonrientes le esperaban para acompañarla el resto del camino y hacerla beber de la sabiduría que ellas transportaban. El bosque, de pronto, se volvió luminoso, lleno de belleza y colores, demostrando la fértil alegría que en el reinaba, cuando la persona se atreve a recorrerlo bajo el destello de sus entrañas.

Así,  nunca más se sintió sola, sino cosida al vientre de la madre que hacía posible la vida. Como una pieza más del complejo mundo que es la existencia, y unida a la energía creadora que la identifica.
Fin

lunes, 29 de agosto de 2011

La pérdida es la búsqueda, la búsqueda el encuentro


Mati Klarwein, Nativity

La joven se halló inmersa en un universo desconocido. Estaba acostumbrada, desde pequeña, a disfrutar de los placeres que la vida y los sentidos le proporcionaban, cuando un día, de pronto, dejó de entusiasmarse por lo que le rodeaba.

Se encontró perdida. Sumergida en una esfera de hastío emocional en la que nada de lo que veía o sentía le proporcionaba gozo alguno. En ese periodo de oscuridad por el que vagaba, con pesimismo existencial dejó de confiar en los humanos, en si misma y en la belleza de las cosas.

Inmersa en la espiral infernal comenzó un viaje de búsqueda sin saber bien a dónde se dirigía. Cuando el corazón está perdido en la niebla, y la vista no alcanza a ver con claridad, la vida, de pronto, carece de sentido. Cuando nada te conmueve y todo resulta indiferente el deseo de conocer, el que mueve a la vida, desaparece y llega la desesperación.

Así la joven corrió, huyendo de la ciudad llena de estímulos y vacía de contenido. Y llegó al bosque misterioso, siniestro, oscuro, impenetrable, arrastrada por un impulso, no sabía aún si de vida o de muerte. Se quedó paralizada al encontrarse ante aquella masa de árboles enormes, frondosos, todos diferentes pero iguales al mismo tiempo, naciendo de la lava negra que se había asentado abrupta, casi inaccesible, en las faldas del volcán.

Se había perdido, pero no sintió temor al encontrarse con aquella fértil oscuridad. Miro hacia atrás, por dónde había venido y no encontró nada, miró hacia el frente y contempló aquel bosque. Se sentó a pensar y cogió una piedra. La tocaba concentrada y valoró las dos direcciones intentando descubrir hacia dónde le llevaba su instinto.

Se dio cuenta de algo que estaba claro. El camino por el que había venido era el camino del desconocimiento de aquello que le frustraba y le sumergía en el dolor. El bosque resultaba algo lúgubre pero los lugares solitarios y misteriosos siempre le habían causado curiosidad. Esa misma curiosidad que había dejado de sentir hacía tiempo fue la que le impulsó a entrar en aquella selva en la que siempre era de noche.

Cuando penetró en la espesura un escalofrío recorrió su cuerpo, pero le pareció reconfortante. Escuchaba la voz de la noche y los susurros de aquellos árboles milenarios. Lo que tenían que decirle, sólo ella lo podía descifrar, cuando al mirar hacia sus adentros tuviera el valor de enfrentarse a la verdad. Los rugidos de aquellos troncos parecían entonar una melodía ritual. Todos ellos a tres voces, cantaban acompañados del ruidos de las hojas y las ramas al chocar, aplaudiendo a la noche y a la tierra que les había reservado aquel sombrío lugar.

Tan cómoda se hallaba que no se dio cuenta de cuanto estaba penetrando en el bosque, cuando se percató de que a su alrededor ya no había nada, más que oscuridad. No sabía a dónde dirigirse y decidió esperar a que su corazón le dictara lo que debía hacer. De pronto, el reclamo de las lechuzas llamó su atención, y siguiendo los chillidos de las rapaces nocturnas llegó a la gruta en cuya entrada se encontraban. Todas ellas elegantes y rebosantes de sabiduría la miraban vacilantes como si analizaran si era digna de penetrar en la gruta. La joven sintió un temor incontrolable que hacia que sus piernas temblaran. 

La gruta era profunda e irregular, alta y estrecha como si fuera el acceso mismo al centro de la tierra, a las entrañas del volcán.

Tras invadir el horror su cuerpo y su mente,pareció relajarse y de esa forma consiguió dominarse. Fue en ese momento cuando todas las lechuzas volaron y cogieron piedras del suelo para hacer un camino que llegaba hasta la entrada de la cueva. Comprendió cual debía ser su dirección. Más tarde se alegró al adivinar que si estaba atenta, todo lo que le rodeaba parecía hablarle, dándole pistas del camino que debía tomar. Es el lenguaje de la madre pensó y llena de deseo en la cueva se adentró.

Avanzó unos metros y un brillo cegador descubrió al final, que parecía estar muy lejos, a kilómetros de distancia de la entrada. A medida que fue avanzando un murmullo insólito, similar a un zumbido de abejas, parecía provenir de aquella luz cada vez más brillante.

A medida que andaba resultaba imposible abrir los ojos y el zumbido se hacía más fuerte, aunque aún indescifrable. Así anduvo un día y una noche, sin que ella misma lo supiera, hasta que el zumbido se convirtió en una voz femenina y estimulante que le decía que llegara hasta el final.

Sus manos cubrían sus ojos, pero de pronto la luz que se colaba por sus dedos se volvió más tenue. Se destapó y vio una laguna de agua azul verdosa que desprendía destellos nacarados. Era lo más bello que había visto nunca y su cuerpo y su mente se llenaron de gozo. Se acercó hasta el borde, se inclinó para tocar el agua y encontró aquello que llevaba tiempo buscando. Vio su imagen reflejada y comprendió que era a sí misma a quién buscaba.

Continuará...


domingo, 21 de agosto de 2011

Vacaciones en el mar






Ella siempre se había sentido incómoda entre la gente que la rodeaba. La hipocresía colmaba sus almas y la pose era un modo de vida en el que parecían sentirse más que cómodos. Ella no compartía estos rasgos, sin embargo, siempre se había tenido que relacionar con esa gente entre la que no se hallaba. Esto ocurre a menudo pues uno no elige dónde nace... 

Sentía un amor profundo hacia su familia y las salidas en el barco de los amigos de su padre le importaban más bien poco, si no fuera porque tenía que escuchar aquellas conversaciones…

Hacía un día maravilloso. El sol brillaba en lo alto y sus rayos penetraban en el mar que emitía destellos como si se pusiera contento, cada mañana, al verlo. La brisa era suave y agradable, y el viento zarandeaba las velas provocando un silbido peculiar. Ella estaba concentrada en esos pequeños detalles que pasaban desapercibidos ante los ojos de cualquiera de los comensales, excepto para su padre que también contemplaba las velas contonearse al ritmo de las olas. 

Sonrió complacida al verle, pues sabía que había alguien más en aquella cubierta que valoraba las cosas que eran realmente muy importantes. De pronto, una voz interrumpió su trance. Todo el mundo parecía estar interesado en saber cuándo se echaría un novio…ella pensaba que aquella pregunta era una estupidez, pues   ocurriría cuando tuviera que ocurrir, cuando el amor fuera de verdad y no como el de la mayoría de la gente, un contrato de comodidades y conveniencias varias. Salió del paso con una respuesta educada y sutil, aunque  nada inocente...

Tan sólo dos cosas le ayudaban a soportar aquellas eternas veladas en el barco, el vino y el mar. Se dirigió a la popa del barco y observó concentrada la estela que dejaba como rastro.

Siempre se había sentido atraída por el mar y sus prodigios naturales. Desde pequeña acostumbraba a bucear agarrada del pie de su padre que le guiaba. Él le había descubierto toda clase de peces y moluscos que en las profundidades marinas habitaban.  Entonces comenzó a divagar acerca de lo cómoda que se sentiría allí abajo. Siempre se había sentido como una de esas criaturas abisales que viven en la oscuridad y que poseen una belleza peculiar a pesar de su excentricidad.

El mar y sus misterios siempre le habían parecido la mayor fuente de creatividad que existe y que nadie había imaginado. Nunca había observado bajo el mismo techo tal número de formas, colores y estampados sin igual. Cuando era niña,  acostumbraba a pensar que  dios era un artista por haber creado todo eso, ahora en cambio, a sus 26 años de edad, se había dado cuenta de que la verdadera artista era la madre tierra. La creación misma personificada, con toda su belleza y esplendor,  se encontraba en aquellos fondos.

Terminó su copa de vino y supo que quería más. Se acercó a la mesa con una sonrisa y se percató de que le estaban hablando pero ella solo escuchaba el susurro del mar. Rellenó su copa y volvió a la popa en la que se encontraba más a gusto que en ningún otro lugar. Siguió bebiendo e imaginando lo bien que se debía vivir allí debajo, con techo de agua y  suelo de coral.

Tres copas después le pareció escuchar un canto de sirena y una mujer desde las profundidades comenzó a llamarla. Atraída por aquellos murmullos, se inclinó para escucharlos atentamente y se dejó arrastrar por la fuerza de la gravedad.

No sentía miedo, todo lo contrario,  se había mimetizado con las olas,  convirtiéndose ella misma en fluido marino.  Un sinfín de peces de colores se acercaron a ella, arropándola y acariciándola,  cual abrazo de la misma Tetis, una ninfa del mar. Ella se sentía plena y llena de gozo y de allí no quería salir nunca más. Dejó que su peso la llevara hasta tocar el fondo y comenzó a reflexionar al ver la cantidad de especies que  vivían en calma, felices, queriéndose hasta la eternidad. Se preguntó porqué los humanos no podían ser como los animales y vivir el momento, amando de verdad.

Un pececillo azul con lunares amarillos se acercó a darle besos por todo el cuerpo como si su piel quisiera hacer brillar. Tan sólo a unos milímetros de su rostro, se miraron durante varios segundos. Una boca grande como su cabeza apareció de la nada y engulló a aquella criatura del mar.  Así  la joven comprendió por qué los animales podían vivir el día a día sin poses, ni represiones. La ley de la naturaleza les impedía perder el tiempo en cosas insustanciales. La vida era demasiado corta, bella e intensa como para desperdiciarla ni un sólo segundo.

Conmovida por aquel pez y su existencia fugaz, comenzó a percatarse del error que había cometido. Todos queremos vivir una vida exenta de sufrimiento y  preocupaciones, pero si nos pasamos los días abrumados por estos inconvenientes no dejaremos espacio en nuestra pisque para el placer y el gozo. Para ser felices de verdad.  ¿Qué más daba que, en ocasiones, tuviera que juntarse con personas que no valoraban como ella los pequeños detalles, si ella misma los valoraba?,¿Que importaba que el mundo fuera, en ocasiones, injusto si el resto de los días era tan bello que llegaba a conmover?.


Entonces pensó en su padre, esa persona que todo se lo había dado,  que todo se lo había enseñado y quiso salir del agua.  Pero ella misma ya era agua y su cuerpo inundado pesaba demasiado para salir a la superficie. Estaba agotada, sus brazos y piernas,  no parecían responder a lo que su corazón le dictaba. Quiero vivir gritaba en el silencio de las profundidades del mar, quiero vivir, gritaba sin parar.

De pronto, de una gruta comenzaron a salir burbujas. Tras aquella cortina de aire en esferas pareció dibujarse la sombra de una gran almeja rosada que abría y cerraba su concha intentando que la joven respirara. Esforzándose en absorber el oxígeno que aquella concha le proporcionaba, una mano le agarró del brazo y en unos segundos estaba de nuevo en la superficie. Una gran bocanada de aire dio de nuevo vida a aquel cuerpo lleno de agua y cuando abrió los ojos vio a su padre que la reanimaba.  Cuando la subieron a cubierta su padre le explicó lo que había pasado, te ha dado un golpe de calor y te has caído al agua cariño, pero ya pasó.


Ella se entristeció porque sabía lo que había pasado. No había sido un accidente, sino un impulso de muerte lo que le había arrastrado hasta el fondo del mar. Pero prefirió no decir nada porque se juró a sí misma que nunca volvería a pasar. Entonces abrazó a su padre y le pidió que la sacara de allí. Desde ese día nunca más sintió a Tánatos, sino a un Eros rebosante de energía vital. Así, desde entonces, exprimiendo el día a día y disfrutando del esplendor que la vida proporciona, encontró el amor y la verdadera felicidad.


Fin

sábado, 20 de agosto de 2011

Desde las entrañas del volcán y La Caja del Diablo

Diseño por Marina Molares


En las profundidades del mar tembló la tierra. Explosiones de pasión y lumbre se esparcieron por el fondo. Corrieron con la libertad que la colma y danzaron a su ritmo, el de la creación. Así emergió del agua, impulsada desde las entrañas del volcán y asomó su rostro que se convertiría en paraíso terrenal. Negra como ala de cuervo. Dura y escarpada, su piel dibujó los perfiles, demostrando la belleza que en ella residía. Hespérides. En su interior los latidos levantaron los cuchillos de piedra que peinan las montañas. Cruzan las laderas como grandes muros construidos por un antiguo gigante y, a su antojo, acogen el mar de nubes que vuelve a fecundarla. El bosque verde absorbe la vida y en un acto mágico, de los árboles llueveSon gotas de fértil alegría que más tarde sembraron los profundos barrancos y los valles. Así les cobijaría. Territorio salvaje, ardiente y abrupto, en principio hostil para asentarse. También mágico y sutil en su corazón de fuego esconde un secreto agonizante, sólo revelado a quienes tienen el valor de acercarse. Canarii. Es el lenguaje de la madre que se traduce en sus prodigios naturales, recortados por la potencia del inmenso azul, se establece la lucha de elementos que da vida a la vida. Arrastrada por la fuerza del cosmos, así llegó la joven a la tierra de los volcanes. En silencio, escuchando la excitación que palpita con energía, llena de fuego y frenesí descubrió, contemplando el paisaje, el amor que la madre tierra engendró allí”. 


Marina Molares:http://marinamolares.tumblr.com/


La caja del diablo: http://entraenlacajadeldiablo.tumblr.com/post/9100929429/desde-las-entranas-del-volcan

viernes, 19 de agosto de 2011

Cadáver Exquisito de Verano

Image by Jesse Treece
El amor está en todas partes, la tierra misma es un acto de amor. Las estrellas, el agua que brota, el viento que mece las flores, los animales que se respetan unos a otros...y, sin embargo, yo me obceco en reprimir esos actos, como si acaso no mereciera vivirlos, como hace todo ser vivo sobre la madre tierra...

De ella venimos y a ella vamos, no hay otro destino que ese, si acaso existe un destino. A veces es más fácil achacar los cambios de circunstancias a el, para no aceptar tan facilmente que las circunstancias cambian sin que tengamos nada que hacer... 

¿Pero que hay de malo en eso? sin cambios la vida sería poco emocionante y nuestro crecimiento, probablemente limitado. Nos superamos a nosotros mismos cuando nos vemos cara a cara con los obstáculos, y gracias a eso, avanzamos. Es en estos momentos, y en la interacción con los demás, cuando nos descubrimos de verdad. El miedo a los cambios es algo que hay que superar y hacer como los leopardos, ser ágiles, inteligentes, adaptarse y desaparecer en la oscuridad...

La oscuridad es un lugar apropiado para la reflexión. En el encuentro con uno mismo, en las profundidades de la noche, cae el telón. Entonces podemos darnos cuenta, aunque a veces duela, de que, probablemente, el amor no es más que algo subjetivo y que, por tanto, su forma ideal, la que persigo y anhelo, no existe como tal.  Puedo ver las nubes descender por la falda de la montaña, arrastradas por los aliseos. Puedo  ver como cambia el cielo del día a la noche. O cómo el sol se esconde para dejar paso a la luna. Sin embargo, no puedo ver como el amor sale de mi para entrar en el alma de la persona amada, ni siquiera puedo ver que rostro tiene el amor, si acaso tuviera rostro...

Dicen que el rostro es el espejo del alma. Yo prefiero pensar que el alma es más libre y que, por eso, no se puede ocultar tras ningún rostro. Tan solo los ojos, cuando son sinceros, rebelan ciertos matices, colores de nuestro espíritu. La mirada es algo misterioso. Pero el alma es mucho más profunda que todo eso. Probablemente, ese sea uno de los motivos por los que no ahondamos más y, muchas veces, nos quedamos en la superficie de nuestro ser, cuanto más infinitamente con respecto a los demás. A mi alrededor veo constantemente la falta de un espíritu curioso que nos haga interesarnos por el ser humano, casi puedo afirmar con total certeza, una de las esencias mas complejas y sutiles que hay sobre la faz de la tierra...

¿Consistirá en eso el amor?, ¿En ese espíritu explorador y curioso que te hace traspasar tus profundidades para ahondar en las de la persona amada? Es ese deseo de penetrar en otras profundidades paralelas y desconocidas pero que atraen de una forma casi inconsciente. Como quien cose dos almas con hilos invisibles que, aunque estén separadas por miles de kilómetros y pasen las circunstancias que pasen, siempre caminarán de la mano. Como si ambas almas hubieran echado raíces en la misma tierra, lo que las hace de algún modo gemelas, pero más libres y más felices cuando son consciente de este hecho. El amor y la madre tierra hablan el mismo lenguaje. Es el lenguaje de la creación, un mensaje cifrado, perfecto, que sólo afinando nuestro espíritu podemos llegar siquiera a adivinar...

La observación es uno de los mecanismos para descifrar este lenguaje. La contemplación de la vida y de nuestro entorno nos da las claves para entender los ciclos por los que todo se guía, incluso, nosotros mismos.¿Por qué cuando estamos en contacto con la naturaleza en su estado más puro las tensiones desaparecen?. Tal vez porque nuestro inconsciente conecta con estos detalles y, de alguna manera, nos los hace comprender.  Es sutil y complejo, pero es así. El lenguaje de la madre tierra está ante nuestros ojos, sólo hay que querer descifrarlo y tener el espíritu curioso que hace avanzar hacia las capas interiores. Lo vemos en la forma de las caracolas, en los remolinos que hace el agua del mar, en los remolinos del viento, en las serpientes enroscadas. Es la espiral, a mi parecer, la forma de la belleza y del amor, la infinitud, pero al mismo tiempo el eterno retorno. La espiral es la forma evolutiva de las profundidades del ser. Siguen siendo círculos concéntricos,pero que se rompen de alguna manera, porque si no fuera así, no evolucionaríamos, ni creceríamos, ni nos realizaríamos, pero que nos hace revivir experiencias una y otra vez, aunque a otro nivel...

Sin embargo, en un momento como el de ahora, en el que el "progreso" nos ha empujado al declive de los valores humanos, y que por tanto nos hacen ser lo que somos, me pregunto si acaso eso de realizarnos y crecer, se convierte en una ilusión vacía o peor aún, se trataba de una realidad que hemos vaciado convirtiéndola en ilusión. En este caso, no puedo pensar en círculos concéntricos como modo de representar nuestra existencia, sino en una espiral que desciende, que se cae, como forma de dibujar la involución ante la que nos encontramos inmersos, todos, inevitablemente. Estamos en un momento crítico que me preocupa aunque ya no dejo que me quite el sueño, ni que ocupe demasiado espacio en mi corazón. Es lo que querrían los cuatro de siempre, los que mantienen sus posiciones privilegiadas Que nuestras energías se consuman y la oscuridad apague nuestras fuerzas para así redimirnos a su voluntad y sus afán de dominación. Siempre he pensado que la tierra es un lugar con alma sensible e inteligencia, en ese caso, tal vez hemos llegado al momento en que esta tierra que todo nos lo ha dado, con la que hemos intentado echar un pulso, empiece a "cobrarnos" todos los destrozos que le estamos ocasionando. Lo que falta es que nos demos cuenta, realmente y lo interioricemos, como una verdad y no sólo como una cuestión teórica, de que jugársela a la madre, destrozar este sitio en el que vivimos, es sólo un destrozo hacia nosotros mismos. Tanto hemos sabido interiorizar la moral "social", esa que nos culpa por ser seres sexuados que quieren salir del futuro que sólo a unos pocos les interesa que sigamos, que nos hemos olvidado de nuestra verdadera conciencia, esa con la que nacemos todos, afortunadamente, que nos impulsa a la vida, a la creación  y la búsqueda de la verdadera felicidad...

Dicen que quién nada espera, nada sufre, pues no se desilusiona al no conseguir aquello que esperaba. Es una postura que he intentado adoptar en ocasiones...pero en la que, después de todo, no confío lo más mínimo. ¿Cómo no vamos a esperar nada? Y no me refiero tanto a esperar algo de alguien, aunque si de ciertas personas con las que se establece un vínculo mágico que por más que nos empeñemos en ocultar, brilla con luz propia. Me refiero a uno mismo, a la vida en si. ¿Cómo vamos a vivir sin esperar nada de la vida?, en ese caso nos dejaríamos arrastrar por la corriente, que acabaría ahogándonos. Tampoco me refiero a luchar contra las fuerzas de la naturaleza, pues también acabaríamos ahogándonos. Me refiero al equilibrio de ambas. Eso es lo que espero de la vida. Luchar por conseguir mis metas cuando la marea me lo permita y reunir fuerzas cuando la corriente no me deje pasar. En definitiva, movernos, y no conformarnos con simplemente, flotar...


Somos los únicos seres dotados de conciencia, aún así en muchos aspectos los animales me parecen más inteligentes, tal vez la palabra sea más prácticos, en cualquier caso más felices, que nosotros. No hay más que fijarse, no hay más que verlos. Su capacidad de adaptación, su instinto de supervivencia, su capacidad de exprimir la existencia, su forma de experimentar la sexualidad y la vida en pareja...puede que se coman menos la cabeza o se acaben comiendo unos a otros, pero son felices plenamente mientras viven. ¿Alguien se atrevería a poner la mano en el fuego para decir lo contrario?. Excepto aquellos a los que le aqueje algún mal, aquellos que viven encerrados, o aquellos a los que la mano del hombre ha querido moldear vaciándoles de su instinto, el resto viven en orden y armonía con respecto a su especie y la madre que les da cobijo. ¿Por qué nos complicamos tanto entonces nosotros?¿por qué esa tendencia al sufrimiento y a poner nuestra vida en peligro una y otra vez? ¿ O por el contrario porque vivimos conformándonos con todo, sin arriesgar creyendo que vivir la vida es tan solo gozar de seguridad?...¿no será que también a nosotros ha intentado moldearnos alguien, algo, vaciándonos de nuestro instinto? la raíz de todo está ahi. 


Es el principio y el fin de la espiral, sólo hay que sentirla, sólo hay que dejarse llevar por ella. Nosotros poco podemos influir sobre los ciclos que la tierra marca...cuando comprendemos esto no se malgastan energías luchando en contra de la corriente a la que no podemos vencer. No se trata de conformarse, sino de estar por encima de las circunstancias y ser pacientes y conscientes de que al igual que llega una racha, se va. A medida que vamos creciendo nos damos cuenta de que la vida, la espiral, no es más que un complejo de círculos concéntricos que se levantan...es el eterno retorno por el que viviremos las mismas experiencias, una y otra vez, desde otro nivel. A medida que vamos aumentando niveles, escalando en los círculos y desentrañando las causas últimas, las emociones y sensaciones se van convirtiendo en conocimiento que adquiere contenido y conforman nuestra existencia...







jueves, 11 de agosto de 2011

La mujer, fuerza serpentina...

Eve with the snake, Franz Von Stuck


Soy una persona de ideas propias. Pero ante todo soy mujer. Las mujeres poseemos la fuerza serpentina, y los hombres requieren de nosotras, lo femenino, para poseerla. Es “La Energía de la Tierra. Es el yo primitivo, el yo físico, que conecta con los elementos: las mareas, los vientos, los animales, la tierra y los ritmos mismos de la vida en nuestro planeta."

Estoy convencida de que antes del hombre fue la mujer. Soy del género del vientre materno, lecho de creación que arropó al primer hombre y con su pecho lo amamantó. La creación es femenina y  la madre tierra, el gran huevo, el gran vientre nutricio,  es mujer. Por eso, desde los comienzos, dioses y hombres adoran a la  fémina y veneran su fertilidad. La Diosa madre es omnipresente desde su origen.

Se especula que antes de que las sociedades tuvieran la forma  patriarcal que subsiste hoy, el tipo de organización que existía era el matriarcado. Unas sociedades gobernadas por mujeres en la que los valores femeninos estaban por encima de los masculinos. La sexualidad, el placer,  la sensibilidad de la madre, el orden, la armonía y la ausencia de violencia caracterizaban este tipo de culturas. La Diosa madre vivía en la mitología de estas sociedades. Hasta que surgieron otras menos civilizadas, más primitivas y falogocéntricas que quisieron desplantar los origenes femeninos. Asi surge la dominación, que nació por aquel entonces, y que vivimos y revivimos nuevamente cada día, hasta ahora. La dominación llega de la mano del hombre cuya virilidad, la potencia de su falo, se ve amenazada por la receptividad de la mujer.

Así surge el patriarcado cuyos dominios hoy siguen vigentes. Pero ni con todas las represiones que nos han impuesto, y su mano dura en la experiencia del placer como forma de restringir a las mujeres, han conseguido eliminar de nuestra psique los vestigios de lo femenino, inscritos en nuestro inconsciente. Aún así la diosa madre fue derrocada y las mujeres reducidas a inferiores, por ser portadoras de un poder excepcional y proporcionar grandes gozos,  y sometidas al varón que desde entonces se ha convertido en protagonista absoluto de la humanidad.

Sin embargo, la huella de la madre sigue presente en el inconsciente colectivo y sale a la luz a través del arte. Lo ha hecho desde el comienzo de los tiempos. Se han encontrado miles de objetos relacionados con la Diosa y la fertilidad. El arte es el medio para conocer las creencias y la esencia de los pueblos. Por eso no hace falta más que remitirnos a los hallazgos de la civilización para comprender lo que llevamos dentro.
Así predominan las representaciones antropomorfas de mujeres y la simbología que alude a su esencia y fertilidad.

La representación artística se articula dentro de una serie de conceptos que son comprensibles para la comunidad, que forman parte de su vida cotidiana y  su ideología. Para los habitantes de estos pueblos los “objetos” que hoy consideramos arte, transmitían un mensaje claro y comprensible, no codificado como se nos presenta hoy día. Todas las sociedades que poblaron la tierra en un periodo de tiempo desarrollaron toda una serie de creencias relacionadas con lo femenino y la fertilidad.

"El concepto de Madre Tierra, como dadora de vida y muerte, otorgadora de habilidades y perpetuadora de la especie es una idea universal, inherente a la raza humana como tal, que observa y convive con los ciclos de la naturaleza e inconscientemente los asocia a la fertilidad de la mujer, venerándola por ello."

Existen diversos símbolos que se relacionan con lo femenino, la espiral, la "V", el zigzag y más formas geométricas que se relacionan con la fertilidad. La espiral se relaciona con la feminidad, las corrientes acuáticas y la serpiente, simbolizan el crecimiento y el cambio constante inherente a la naturaleza. También la concha, la perla, la noche, el agua y la tierra son símbolos de la feminidad del cosmos sexuado, femenino que nos acoge en su seno y nos da la vida.




Nos hemos empeñado en querer hacer de hombre y mujer seres iguales y lo cierto es que, aunque creo que a ninguno debe someterse, ni coartar sus potenciales, gracias a la creación somos entes de esencia diferente, compleja y sutil.

Fin

martes, 9 de agosto de 2011

La perla



El nacimiento de Venus, Bouguereau



Cuando nacemos somos como conchas, herméticas y rebosantes de paz interior, toda la que hemos adquirido en el vientre materno. El estado de nirvana, de placer absoluto y ausencia de dolor, del  que somos arrebatados, nos lleva, en primera instancia, a rebelarnos. Así  surge el lloro que emitimos nada más nacer, aliento de vida, también síntoma de protesta,¿Por qué tengo que salir de aquí con lo bien que estoy? se preguntarán los niños. Somos inconformistas desde el minuto uno de vida. Nos extrañamos al vernos obligados a salir de ese lugar en el que flotamos llenos de gozo.

A partir de ese momento y en el contacto con el exterior, nuestro interior, nuestro inconsciente, también nuestra psique, se ven obligados a protegerse de todos los estímulos que tratan de moldearnos y que provienen de fuera.  Pero nuestro ser se resiste y hace como las ostras.  Todo agente exterior que trata de penetrar en nosotros, es envuelto por nuestra psique y, como por obra de magia, los transformamos en algo maravilloso, cubierto de nácar. Es algo valioso.  Así desarrollamos nuestro espíritu, nuestra intuición, el conocimiento más profundo de nuestro ser, de nuestro corazón. A medida que crecemos, parece que olvidamos esta noción de la perla interna, y la descuidamos, pero el momento de abrir la concha llega y entonces descubrimos lo que llevamos dentro.

La perla es lo que somos. Nuestro objeto más preciado, el que requiere más mimos, el que tanto protegemos cuando nacemos y al que vamos olvidando, en el contacto con el mundo exterior. Pero está ahí.

Es la perfección de nuestra alma. Es el regalo de la vida y lo que nos quedará al final de esta, cuando la concha vuelva a abrirse. La perla es el misterio que llevamos dentro y que es propicio desentrañar en este viaje único.  Cada uno es libre de hacer lo que quiera con ella, yo desde luego, le dedico todas mis acciones. 

Es lo que hay de divino en nosotros, eso que es reflejo de los dioses, de la creación, de la tierra misma. La perla no habla, pero se comunica con un lenguaje secreto. Quien quiere escuchar su voz interior la escucha. Yo a veces la oigo, quizás no tanto como quisiera.  A veces en la noche, con los grillos de fondo o el rumor de las olas, parece unirse al susurro con su voz melodiosa. Canto de sirenas, aullido del lobo.
Lo que tiene que decirnos es importante, pues su corazón es puro y no está pervertido por los estímulos externos. 

Su mensaje es valioso, al menos para mi, me ayuda a buscar la luz, como hacen los girasoles, y a encerrarme en la concha cuando los peligros de la noche acechan. Si estás atento, la escucharás. Si la buscas, la encontrarás. En esa mirada que tanto anhelas, verás su polvo nacarado. En el reflejo de tu imagen sobre el agua verás su rostro brillar. Yo lo he visto. Es un regalo que no se debe descuidar. La perla es el canto y el lloro. La perla es la paz y la plenitud. La perla es el amor.


Fin

lunes, 1 de agosto de 2011

El regreso a los orígenes.

Gustav Klimt Hygeya


El hombre y la cultura moderna nos han sumergido en una espiral de consumo y malestar que sin ser conscientes del todo nos ha desconectado por completo con nuestra propia esencia. La esencia del hombre se haya en sus orígenes, en  lo primitivo e instintivo. A medida que la sociedad ha ido desacralizándose los valores que hemos perdido en el camino de la "evolución" nos pasan factura aunque no nos demos cuenta. La factura es la infelicidad y la insatisfacción, el sentimiento de culpa, el habituamiento al dolor y la represión de nuestros impulsos primitivos, así como el retraso infinito del placer. En definitiva, el coste es un paso por la tierra carente, muchas veces, de sentido.

La tradición occidental y nuestro modo de vida, no originario sino adquirido, han supuesto el olvido de nuestro ser, de lo que somos en esencia. Somos lo que deseamos, lo que deseamos orienta nuestras acciones y en función de nuestras acciones somos quienes somos. Ahora bien, si lo que deseamos son bienes materiales, en su mayoría innecesarios y nuestras acciones en vida, y esfuerzos, están dirigidos a conseguir más y más bienes, que sólo nos aportan "felicidad" dentro de ese orden adquirido o impuesto ,¿Qué futuro nos espera?. En este orden adquirido no hay lugar para el amor verdadero, para el crecimiento espiritual ni para el desarrollo del potencial humano de todo el y el de todos ellos. Muchas veces no somos conscientes de la espiral destructora en la que estamos inmersos. Nacemos; desde pequeños se nos enseña que la vida es para trabajar y que sólo trabajando podremos ser felices, porque trabajando, adquiriremos bienes.¿Esa es toda la felicidad que nos espera?...Crecemos de manera que ya estamos en edad de trabajar, y somos pues productivos para el sistema, no para nosotros mismo pues desgraciadamente el trabajo enajenado consiste en eso en trabajar para el aparato y no para nosotros mismos, porque en ese caso, pongo la mano en el fuego de que la mayoría de la gente no trabajaría en muchos de los trabajos que hoy en día se desarrollan. Y, finalmente, nos hacemos viejos, sólo cuando ya no servimos al sistema pues no somos productivos y nos han explotado al máximo, se nos permite "disfrutar" ampliamente de los "lujos" que nuestra vida de trabajo nos ha permitido coleccionar. No se, a mi me parece que aunque se nos venda esta evolución de la persona como algo lógico, natural y, sobretodo, beneficioso para el ser humano es un engaño de los grandes. Todo aquello que no contribuya a la mejora de nosotros mismos y, por tanto, a la perfección de nuestra especie es un engaño, una demora y un obstáculo para desarrollarnos en función de lo que somos y de lo que podemos ser.

Este tema es algo que me preocupa, me obsesiona y en lo que pienso cada día, podría estar toda la vida desarrollando argumentos por los que deberíamos cambiar radicalmente el modus operandis de nuestro paso por la tierra. Afortunadamente, han sido muchos, muchísimos, los expertos en varias áreas(filosofía, antropología, economía, psicología...) los que estudian las causas y el origen del malestar de nuestro tiempo y hay material de sobra que investigar para poder formular cada uno su propia teoría. Estoy segura de que toda persona que profundice en estos temas, buscando la verdad, siendo crítico y sacando sus propias conclusiones, no podría diferir demasiado de lo que los expertos postulan.  En cualquier caso, uno de los fines de este blog es aunar las ideas que me interesan y que espero pueden servir de puerta conectora para aquellos que quieran saber más...


Fin