Desde las entrañas del volcán

Desde las entrañas del volcán
Blog-experimento. Espacio onírico. Utopía en proceso de construcción. Soy comunicadora audiovisual, guionista, escritora, feminista, militante de lo colectivo, artista, activista, anticapitalista y hechicera de la revolución. Colaboro con varias publicaciones y me apunto a un bombardeo. Para propuestas amorosas y proyectos contacta conmigo: garcialopez.alejandra@gmail.com

martes, 22 de mayo de 2012

Celestial circles






Imagen de Marina Molares

Uno es la fuerza primigenia creadora. Es el círculo, el ciclo  que nunca se rompe, por el que todo nace y muere. En el origen: silencio y vacío existencial. Nebulosa llena de nada y hueca de todo, burbujeó en el espacio. Es el tiempo de la madre, dónde el caos es orden.Nun. Explosiones de energía cósmica y colores se propagaron por el universo. Dieron lugar a cúmulos de potencias chocantes. Brotaron los distintos elementos y tuvo lugar la creación. Fuego, tierra, agua y aire. Por obra de un milagro o por arte de magia, así nace la vida, fuente primaria de la existencia y energía en armonía.  Hauhet. Conservamos su huella, mensaje cifrado, misterioso y oculto que sale a la luz profundizando en el interior. La misma fuerza de la que todo nace, pulsa fervientemente en nuestro yo. Es la vida, hacer consciente lo inconsciente y ser conforme a nuestra esencia. Nuestro origen es nuestro destino. El amor y la muerte son las vías. Kauket. Los universos opuestos encarnan el dos. Su equilibrio es el camino por el que retornaremos a la fuente, mimetizándonos con la unidad. Cuando el alma se torna libre y llena de gozo, está preparada para la unión y se funde de nuevo con la fuerza generadora de vida. Amun. Es el círculo fragmentado en dos partes, de  igual importancia, ambas fuente de energía y potencias complementarias.

Masculino y femenino, amor y muerte, día y noche, cielo y tierra. Son las contradicciones que hacen a la existencia ser lo que es. De su fusión surge el éxtasis que engendra de nuevo la vida. Así hombre y mujer vuelven a experimentar en la unión cósmica la energía misma que les hizo brotar. El recuerdo de esta fuerza que fluye es lo que impulsa a buscar la unión con la otra parte. La energía es el amor que destruye la separación y procrea eternamente. Dharma. De la fundición de las dos partes, nace el tres. La muerte de la división da vida a la vida. Los contrarios comparten sus potenciales en el acto sagrado. El hombre fecunda a la mujer y ésta engendra de nuevo el ciclo creador.  El círculo  del  que todo nace se reencarna en el vientre materno. El impulso erótico se convierte en motor de la vida, perpetúa la unidad  eternamente haciéndola renacer una y otra vez. Cakra. Es la unión de los dos universos dónde se encuentra la plenitud. El deseo de descubrir el misterio cósmico y la experiencia de encontrarlo nos hace retornar al origen, a lo circular y perfecto. Mudra. Al ser primitivo en potencia, vacío de dolores y sufrimientos, repleto de gozo y libido, consciente de su  naturaleza sagrada y libre, que vive en armonía con la madre a la que pertenece, pues la unidad lo es todo.


Texto en dos partes en La Caja del Diablo con música Synth Pop, Dream Pop, Lo-Fi, Surf Pop, Shoegazer por Dani Scream.


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Agnes of god



Imagen de Marina Molares


Había una vez un país conocido como el de los amores insensatos. La insensatez era allí ley de vida. Los hombres como anguilas ciegas sólo deseaban poseer nuevas grutas en las que alimentarse mientras que las mujeres llevaban a la altura de su pelvis perros rabiosos devoradores de peces macho. En ese país las parejas se unían por intereses comunes que poco o nada tenían que ver con lo bello que hay en el universo. Levantaban murallas a su alrededor protegidas con armamento pesado y su libertad se limitaba a la de pájaro encerrado en jaula. 



En ese país había una joven de tez oscura como la miel y labios vivos como frutos rojizos que no se hallaba en aquel lugar, pero como uno no elige dónde nace no le quedó otra que acostumbrarse a vivir en esa comunidad. Sin embargo, ella sabía que esperaba de su paso por la tierra, lugar con alma sensible e inteligencia, algo mas profundo y veraz. Estaba convencida de que podía conseguirlo quizás no ahí ni en ese momento, pero si en otro tiempo y lugar. 



Contemplaba con angustia como a su alrededor preferían estar en compañía soportando pesadas cargas vacías de contenido y consumidoras de potencial en lugar de vivir en soledad. La joven era consciente de que existía un miedo muy profundo asentado en las psiques de profundizar en las almas propias y en las de los demás. En el fondo todo se reducía a falta de amor, al conocimiento y a la bella fuerza que todo lo mueve, y a un insistente apego a lo material. 


La joven entendía que lo que ocurría allí es que llamaban amor a lo que sólo era una deformación, pues ella sentía que en el amor no hay que cargar el armamento ni levantar fuertes para protegerse, todo lo contrario. Ella sentía que había que derruirlos para poder trascender los límites del uno y experimentar así la magia del dos. En eso precisamente consistía el amor. Pero parecía que a su alrededor los corazones estaban cerrados como si quisieran evitar a toda costa el dolor, pero lo que ella pensaba es que en un alma cerrada no cabe el sufrimiento pero tampoco el gozo ni el amor. Cuando el alma está llena de gozo y no siente miedo se abre sola y ahí se inicia el camino a la aventura de este viaje emocionalmente arrollador.

Un día seducida por palabras cargadas de falsas promesas de durabilidad la joven dejó que un anguila ciega penetrara en su alma y como mordedura de serpiente venenosa experimentó los efectos de lo insensato del amor. De pronto todo el conocimiento que sobre sí misma tenía parecía que comenzaba a esfumarse. Comenzaron a aflorar en ella sentimientos oscuros y contradictorios. Se miró al espejo y vio que sus ojos habían perdido el brillo que los caracterizaba y sus labios palidecían con cada bocanada de aire. No veía en su imagen nada de lo que ella era. Afortunadamente supo reaccionar a tiempo, corrió hasta el puerto y se arrojó al inmenso azul oscuro que ésa noche estaba revuelto. Prefirió perecer en las profundidades marinas que dejar de ser conforme a lo que ella sentía. Le pareció un final digno para lo que en vida había aprendido.

Muchos días y noches pasó la joven en el fondo del mar y cuando ella misma se daba por perdida ocurrió algo especial. Yacía ella   en una gruta impenetrable y como recién despertada de un profundo sueño, que parecía haber durado años, abrió los ojos y comenzó a andar. El fondo de la cueva emitía una luz cual aurora boreal. La joven atraída por ese baile de múltiples colores se acercó, pero a pocos metros de la entrada la cueva misma, como si estuviera cogiendo aire, la absorbió. La joven se sumió en un torbellino de aire caliente de colores y de fuego y no sintió miedo. Después de varios minutos viajando por las entrañas de la tierra salió despedida por la boca de un volcán varios metros en dirección al cielo. El golpe propinado cuando de nuevo cayó sobre el suelo fue monumental, pero no sintió dolor sino un gozo inmenso inundaba su alma porque comprendía lo que había ocurrido: había renacido, la vida le había dado otra oportunidad.

La joven había perdido su ropa en ese trayecto intraterrestre, pero se sintió a gusto invadida por el fuego vital. Se tiró al suelo y se revolcó con ansias, gritó, rió y lloró, las tres acciones a la vez como poseída por un éxtasis místico fruto de aquella intensa experiencia. Desde aquella prominencia se veía el inmenso azul. Ahora ella estaba en una pequeña isla en mitad del océano, alejada y por ello protegida de cualquier civilización. 

Así vivió durante años con la única compañía de la madre tierra y los frutos y animales que de ella nacen. Le parecía un regalo divino que sentía la obligación y el deseo de agradecer. Por eso todas las noches subía de nuevo a lo alto del volcán para despedir al sol y dar la bienvenida a la luna y  tras hacer un baile ritual bajo la luz de las estrellas en las que se integraba en la totalidad del universo, despedía a la luna y daba la bienvenida al sol. La joven tras muchos viajes de descenso a sus profundidades comprendió de lo que estaba hecha la existencia y ella misma a modo de microcosmos. Las fuerzas opuestas que la componían eran el amor y el odio en armonía. Lo que le había ocurrido en el país de los amores insensatos del que provenía es que allí el odio imperaba mientras que el amor se desvanecía. 

Ella sabía que tenía un bien divino guardado en su interior que muchas veces sentía la necesidad de compartir, pero como era lo más preciado y delicado que tenía prefería conservarlo escondido en lo profundo de su corazón antes que volver a la tierra de las angustias y compartirlo con quién no supiera apreciarlo ni lo comprendiera. 

Una noche mientras admiraba la luna, que a cambio la rociaba de plata, la tierra comenzó a temblar y a emitir un zumbido propio de abejas cerca de colmena. De las entrañas del volcán comenzó a brotar miel que descendía magmática por las faldas bañando la tierra. La joven se llenó de alegría mientras lamía con ansias aquella lava de ambrosía. Estaba extasiada y poseída de una locura especial. Una sombra se proyectó sobre su cuerpo desnudo y le hizo levantar la vista sin saber lo que iba a encontrar. Quedó perpleja al descubrir frente a si un joven hermoso y desnudo que el volcán entre ríos de miel había escupido. 

El y ella formaron un nuevo núcleo, reinventaron el mundo y conocieron el amor más profundo. Así la madre tierra les colmó de frutos y les propició una naturaleza amable para la que vida fluyera libre y agradable. Así maduraron y vivieron hasta el final de sus días una merecida aventura a partir de la diferencias derivadas de ser dos personas y no una, sin que eso supusiera una desfiguración de los potenciales de cada uno. Trascendieron su conciencia individual y se hicieron fuertes y dichosos a través de lo que es el amor como experiencia universal.  Hicieron de la existencia lo que para ellos tenía que ser: un viaje maravilloso lleno de riesgos pero en el que merece la pena profundizar. Así fijaron el azar por el que se habían encontrado y declarando su amor, inscribieron la eternidad en el tiempo.

Fin

Texto subido en tres partes en la La Caja del Diablo con música Psicodelia Folk, Ambient Noise, Raga, Experimental, Dream Pop, Surf, Exótica…por Dani Scream. 


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