Desde las entrañas del volcán

Desde las entrañas del volcán
Blog-experimento. Espacio onírico. Utopía en proceso de construcción. Soy comunicadora audiovisual, guionista, escritora, feminista, militante de lo colectivo, artista, activista, anticapitalista y hechicera de la revolución. Colaboro con varias publicaciones y me apunto a un bombardeo. Para propuestas amorosas y proyectos contacta conmigo: garcialopez.alejandra@gmail.com

domingo, 21 de octubre de 2012

Amor, arte y sociedad





“La filosofía de los gobiernos es una filosofía de la necesidad: todo es necesario, todo es obligatorio y los sueños de los hombres son imposibles”, A. Badiou.

Todo ocurrió en un cruce de caminos, bajo el sol de mediodía. El destino trágico del héroe se cumplió en una encrucijada polvorienta, cuando su espíritu se encontraba dominado por el irritante juego de los elementos, calor y sequedad. Esa es nuestra herencia, la necesidad. Pero ese camino de una sola vía llega a su fin y retornamos a un lugar donde la cultura de lo imposible ya no es posible. Iniciamos, por ello, una investigación sobre el porvenir, sobre lo no escrito y sobre lo posible, con la cita de un pensador revalorizado dentro de una actualidad sedienta de esperanza. Nuestro tiempo está condenado, una vez más, por imperativo existencial, a la lucha contra la maldición impuesta por el destino. Hoy, más que nunca, doblegarse no es posible. El cinismo y el conformismo postmoderno es un lujo que ya no podemos permitirnos sin correr el riego de sucumbir a una indolente autodestrucción.
¿Somos incapaces de pensar por encima de la lógica de la dominación?. Todo parece, o al menos, parecía indicar que sí, que era una posición inamovible. Pero esta trayectoria unidimensional tendrá que ser superada si queremos encontrar una alternativa al devenir de una sociedad enquistada en el intercambio compulsivo de mercancías, una obsesión que ha atrofiado nuestra capacidad crítica. Es preciso, por tanto, avivar la inteligencia y sensibilidad de los hombres para que pueda cuajar una decisión libre y comprometida con el desarrollo sostenible de la sociedad. La atrofia es tal que hemos interiorizado los mecanismos de dominación; una represión explícita no es necesaria para que nos comportemos conforme a lo que el sistema requiere para su reproducción. La publicidad invade cada rincón de lo cotidiano y estimula nuestro apetito insaciable de consumo con falsas necesidades cuya satisfacción no sólo no nos proporciona felicidad, sino que además este mecanismo garantiza la perpetuación de la dominación. Aparentemente, la razón, en tanto que razón instrumental, se encuentra hiperdesarrollada en “nuestro beneficio”. Entonces, ¿qué es lo que falla?, ¿por qué vemos crisis en lugar de cambio?.
Guy Debord nos despertaba del sueño complaciente de la sociedad del bienestar: “La sociedad está cada vez más enferma pero también se hace cada vez más fuerte, ha convertido el mundo en el entorno y decorado de su enfermedad”. El mundo está enfermo y nosotros perpetuamos esta enfermedad en la medida en que creemos en ella como un momento de la verdad. Creer que el mundo es así porque no puede ser de otra forma, es perpetuar su enfermedad. En consecuencia, en cuanto a seres humanos con capacidad de amar y crear, estamos en peligro de extinción. Esta crisis abarca todos los planos de la realidad humana: guerra, hambre, desigualdad de género, explotación, alienación… El cambio, por tanto, será global o no será porque mientras viva una persona bajo esta condición, que desprecia la dignidad humana más elemental, el resto no podrá ser feliz ni mucho menos libre. Esta tarea individual y colectiva nos pertenece si queremos ser dueños de nuestro porvenir. El capitalismo se está muriendo solo, sí, pero no acaba de morir. No podemos desesperar sino vislumbrar con claridad nuestras posibilidades para que, una vez aniquilado lo viejo, lo nuevo se oriente hacia la construcción del bien común. Es una oportunidad.
Corresponde a nuestra creatividad reinventar el mundo, de tal modo que despleguemos una alternativa vital proyectada sobre otros ejes cardinales. Podríamos, nada nos lo impide, concebir el arte y el amor como potencias transformadoras del espíritu y extraer todos sus componentes despreciados en la praxis social dominante. En un dinámica nueva el arte, lo ajeno a la razón instrumental, podría catalizar la apertura hacía una vivencia más sólida del gran anhelo, común a toda nuestra especie, de la única experiencia que puede mitigar nuestra conciencia de ser mortal y reconciliarnos con la existencia: el amor.
¿Qué pasaría si alimentamos nuestra inteligencia con un poco más de amor?. Amor en su sentido más profundo y complejo, ese que persigue lo bello y lo bueno en palabras de Platón, pero también ese que transforma y nos hace más capaces para enfrentarnos al mundo -más empáticos, más libres y más felices- porque construye un punto de vista común sobre la realidad a partir de la diferencia, como expone Badiou en su Elogio del amor. Ese amor nos permite superar la visión “única” y ampliarla mediante la alianza emocional con el otro, desde la que sería posible “construir una experiencia colectiva del mundo”.
En nuestra cultura el desarrollo desorbitado de la razón y la represión de lo femenino -otro componente oculto en el discurso oficial, reducido a un planteamiento numérico que rechaza la cuestión de los valores- han provocado una desconexión con nuestra esencia sensible, condenándonos a vivir desfiguraciones en un mundo de sombras que se comercializan. Esta represión de lo femenino es una construcción, creada y aceptada socialmente, nada inocente.
El egotismo tan representativo de nuestra época, tanto en su forma individual -la función del yo- como “a dos” -amplía el “yo” al “tú y yo”-, con todas los peligros que de él se derivan al no proponer un amor maduro basado en la diferencia porque la fusión en uno, propia del amor romántico, es el único vínculo que permite, organiza nuestra forma de comprender y proyectar la realidad condicionando nuestras relaciones. Ninguna de las formas de egotismo permite aunar un “nosotros” con el resto del mundo porque motiva el aislamiento. De ahí que no sea una forma de amor, como la que apunta Badiou, que permita construir una red colectiva desde la que se pueda catapultar un cambio social. Este encerramiento egótico en el yo impide la asimilación profunda de la experiencia, por eso nada penetra en nosotros, ni siquiera el resentimiento como potencia artística creadora, y nos quedamos en simple indignación. La vida no nos nutre y anhelamos un sentimiento hondo que nos transforme para elevarla a algo más que una sucesión de experiencias interesantes, pero en el fondo insuficientes. ¿Sólo podemos aspirar, en el mejor de los casos, a un “yo, tú y ellos”?”. ¿Somos incapaces de construir el ”nosotros”?.
Existe un exceso de cultura y facilidad de creación, pero este entramado artístico, lejos de calar en nosotros, siembra una semilla que no termina de germinar. Lo mismo ocurre con el amor, del que estamos acostumbrados a ver múltiples desfiguraciones de un amor idiotizado que el sistema vende como saludable y la sociedad acepta. Pero entendidos desde una perspectiva ajena a los esquemas establecidos, el arte y el amor se convierten en elementos activos para luchar contra la cosificación del individuo y pueden proponernos conexiones nuevas a través de las cuales experimentar formas de conciencia con las que construir una relación alternativa con el mundo. Hoy el grueso del arte y del amor está embrutecido y su potencial revolucionario ha sido reducido al mínimo exponente. Sólo recuperando esa capacidad puede contribuir a la superación de las nociones que de ellos mismos tenemos, y sus conexiones, y que hemos adquirido en este sistema que nos constriñe.
El artista es para el arte igual que el amante para el amor, creador. El creador es capaz de ver con claridad una realidad que pasa desapercibida a los ojos del resto y liberarlos del peso de la necesidad. En ese sentido, arte y amor pueden romper con lo impuesto porque hablan en un lenguaje misterioso y salvaje que pone freno al aplastante dominio del mundo-mercado.
Amar para transformar y transformar para amar es un par que se retroalimenta y en cuyo centro se encuentra el arte. Pero si el par amor-arte puede emerger como elemento revolucionario, ¿por qué no ejerce tal poder en la sociedad?. Algo no encaja, tanto en el mundo -y sus relaciones de poder y debilidad-, como en el arte -y su función liberadora que conecta con el espíritu y se eleva sobre lo consciente-. Tal vez la concepción errónea y superficial del amor, del arte, de la felicidad y de todas las cosas, su esencia y sus conexiones, es la que nos condena a ser menos conscientes de sus posibilidades, que son nuestras, y por ello más susceptibles de ser dominados. Contrariamente a lo que pensamos, en un mundo ilustrado, coherente, racional y -hay que decirlo- realista, el amor y el arte se harían cargo de su función social y alumbrarían el camino de una sociedad construida por seres capaces de amar, de crear, de desarrollar su potencial, de autogobernarse y de alcanzar la soñada Arcadia, tierra prometida jamás labrada. Todo ocurrirá en un cruce de caminos, bajo el sol de mediodía. El destino trágico del héroe se tornará afortunado, cuando su espíritu se encuentre liberado por el amor y el arte, convirtiéndole en creador de su porvenir


Alejandra García López


Texto para la revista Isla Descubierta. Recomiendo abiertamente la publicación y si os gusta apoyarla, necesitamos más iniciativas como ésta. Aquí os dejo el link que enlaza con la revista online. Disfrutarla! Isla descubierta nº 11 http://issuu.com/isladescubiertamagazine/docs/isla_descubierta_11




domingo, 30 de septiembre de 2012

La conciencia del caos


Diosa Kali


Empezamos a ser conscientes. Empezamos a ver la superestructura policial que amenaza a nuestra soñada sociedad. Empezamos a sentir el aliento de muerte de la absoluta represión y nula libertad a la que estamos sometidos. ¿Miedo? No.

El estado policial en el que vivimos, dentro del cual pretendíamos realizarnos y alcanzar la felicidad, se ha hecho visible. Gracias a eso, estamos siendo capaces de poner en marcha una maquinaria colectiva que desactive el yugo económico y social en el que nos vemos ahogados. Cuando la gente es consciente de que vive en un estado policial, represivo, peligroso y enfermizo, utiliza todos sus medios humanos, intelectuales y sensibles, para derrocar a ese poder establecido que nos condena a ser esclavos en manos de una élite económica del todo deshumanizada.

No nos engañemos más. La violencia injustificada es una realidad de nuestros días y esa violencia injustificada es legitimada por el estado, un estado que debería de garantizarnos calidad de vida y dignidad sobre todas las cosas, con la consiguiente consecución de objetivos fundamentales para el desarrollo existencial de cualquier persona. No nos engañemos más. Los agentes del orden son un peligro inminente para la sociedad. Las palizas que estamos viendo a través de los cientos de vídeos del 25 y el 29 S no son casos aislados. Forman ya parte de nuestro imaginario colectivo, de los archivos audiovisuales de nuestra propia memoria. Nunca en mi vida, hasta el 25 S había experimentado el gran peso de la monstruosidad policial. 

Las sirenas, la represión, la protesta, la voz del pueblo han pasado a formar parte del paisaje sonoro de la cuidad de Madrid, forman parte activa y predominante del paisaje sonoro de nuestro país. 


Necesitamos ayuda para poder poner frenos inmediatos a este cuerpo que teóricamente está para protegernos y contradictoriamente nos ataca y trata de amedrentarnos. 
Por eso consideramos coherente y natural exigir como derecho y garantía de defensa propia que estas personas a las que se le dan los medios y el poder de machacar a los indefensos pasen por las consultas de expertos en psicología, mandados desde Europa, que nos puedan asegurar que de verdad se está dando un arma a una persona capacitada para responsabilizarse de ella y no a un ser irracional.

La amenaza es real. La amenaza está aquí. Por eso quizás deberíamos empezar a pensar como lo que somos: una colectividad; deberíamos si queremos propulsar un desarrollo alternativo y sostenible de la sociedad. Ahora más que nunca es indispensable el altruismo porque nadie nos va a dar nada por cambiar las condiciones sociales de nuestro país. Es una tarea individual y colectiva que debe salir de nuestra voluntad. 

Pero no podemos desesperarnos, obviamente estamos en ese momento en el que lo viejo, el capitalismo, no acaba de morir y lo nuevo, eso que debemos construir, no acaba de nacer. Tenemos que ser fuertes, paciente y luchadores sin descanso. Tenemos que ser conscientes de que formamos parte de una generación que posiblemente tendrá que dedicar su vida entera a la consecución de este objetivo y probablemente no seamos nosotros los que comamos de sus frutos. Pero hay que hacerlo si queremos dejar una herencia beneficiosa y sana a las generaciones posteriores y porque la razón primera siempre es la libertad.

lunes, 13 de agosto de 2012

Ritmo de amor



Cumbia electrónica, dub tropical.

Diseño por Marina Molares

El amor es fruto de la necesidad y la belleza. Afrodita así esculpió el espíritu de los mortales: colmados de anhelos y hambrientos de plenitud. Ávidos de fuego materno, aspiramos a la profundidad y a la evolución de la que provenimos. Nada excepto el amor puede calmar mi hambre voraz y mi sed. Sed de profundidad, hambre de pensamiento y alma redimida. Naturaleza que flota en el éter, cubierta de flores, extasiada por las precisas caricias de Afrodita. Hilde. ¡Oh, Diosa, ilumíname con la luz que brota de tu centro!. Contágiame de tu totalidad y siembra en mí la semilla de lo intenso. A menudo nos equivocamos en el foco del deseo, aparentemente externo, pero que goza de una naturaleza cóncava, húmeda y oscura que palpita en nuestros adentros. Venus. Todas las cosas de una fuente de energía provienen. Encomiendo pues mi lecho, mis tareas y mi vida a la diosa. Ella es poderosa para despertarme de este profundo sueño en el que el amor no es más que un recuerdo. La barrera entre lo posible y lo imposible es una línea invisible que cada uno crea y potencia. ¡Dame, oh Afrodita, las alas de la imaginación, ilumíname con tu oscuridad y tu brillo, lléname de la pasión que te mueve y nútreme con la pócima del amor!.

Texto para el blog de la Caja del diablo. Descarga la sesión Ritmo de Amor (The Warmth of Bananas).

miércoles, 11 de julio de 2012

Night lovers



Imagen por Marina Molares

Luz y oscuridad, totalidad compuesta por opuestos en eterna lucha. Gozo verdadero,  triunfo de las partes en orden espontáneo y equilibrado desarrollo. Ambos mundos son reflejo el uno del otro. Se penetran mutuamente, mezclándose en divino equilibrio o en esclavitud existencial.

Cuando Sabiduría abandonó el universo y Azar, el de caprichosos designios, reinaba; el universo se halló desmotivado, sumido en espeso e impenetrable humo, o por el contrario, en luz siniestra y cegadora. Sólo el hombre puede habitar todas las regiones pues todas le pertenecen. En cambio los dioses sólo pertenecen a la noche en la que el hombre se convierte en extranjero hasta que comprende el misterio que lo envuelve.

Eros ya no escuchaba el canto de su amada. Sollozaba mientras atravesaba el campo de negras espinas que rasgaban su piel provocándole heridas. Así aliviaba el pesar de su corazón mientras escuchaba apagarse el eco de su amor. Múltiples rasguños surgieron en su cuerpo y en su rostro y cuando llegó al oasis de flores azules  su piel estaba casi completamente teñida de rojo.

Su amada, Poesía, yacía muerta en el suelo, con el rostro cubierto de lágrimas que habían trazados surcos azules cual goletas atravesando el océano. Su corazón estaba helado y su rostro reflejó en cuestión de segundos la profunda huella del amor frustrado. Maldijo la vida, negó el amor y el gozo. todo lo bello que poblaba su existencia había sido quemado en cuestión de segundos, como un rastrojo. Mientras el decrépito aliento del dolor mas tosco respiraba en su nuca las marcas de firmeza interior y perseverancia desaparecieron de su rostro.

El cielo se vistió de azul oscuro y en su manto surgieron miles de estrellas. Su corazón estaba poblado ahora de caótica tempestad. Eros abría los ojos como si quisiera ver con claridad, intentando buscar en la noche la ansiada verdad. Un sonido repetitivo comenzó a sonar. Eran las ruecas de las Moiras tejiendo sin parar. El hilo de la vida de los mortales en manos de estas tres mujeres está. Bajo su sensualidad subyace una fuerza femenina devoradora y mortal. Hiladoras de la vida, portadoras de destino y juezas del principio y fin de la existencia de cada uno.

Eros siguió el traqueteo de las ruecas. Mientras avanzaba la luz entre una densa oscuridad. Tembló al ver frente a si a las tres Moiras hilando. A medida que se acercaba estás se hacían enormes y se deformaban. Cuando las tuvo delante vio que eran tres enormes rocas, pero en ese momento los árboles temblaron y del suelo surgió una puerta. Eros descendió y penetró en el taller de las tres mujeres. Era un espacio sin límite definido repleto de ruecas y husos que llevaban placas con nombres escritos. Buscó la rueca que llevaba el nombre de su amada grabado y al dar con ella vio que el hilo estaba cortado.

–Cloto, Láquesis, Átropos, venid. Yo también quiero morir-, gritó con toda la fuerza que quedaba en su pecho. De las tinieblas de aquella gruta surgió una lámpara de gas negro que flotaba en el aire y se acercaba al extranjero en silencio.

Eros quedó enmudecido al ver a su amada Poesía. Ella estaba más bella que nunca y más llena de vida que en ninguna otra ocasión. Poesía le besó y le abrazó. Eros  se deshacía en lágrimas, sus rodillas flojeaban y su alma se encogía. -¿Desde cuándo estás aquí?-, peguntó el extranjero. -Desde que me enterraron-, dijo Poesía. -¿Entonces es cierto? Estás muerta-. –No. En el mundo eterno estoy viva-, dijo ella. Ella le sonrió con ternura y desapareció.

Del fondo de la gruta surgió un fuego y de las llamas crepitantes las tres Moiras aparecieron. Eros les pidió que cortaran el hilo que le cosía a la vida. La mujeres no contestaron. Eros intentó traspasar el fuego para agarrar a las Moiras, pero no pudo. Extasiado cayó al suelo y preguntó- ¿Por qué?.

Las Moiras, en silencio absoluto, desaparecieron.  Un largo e intenso rayo de luz iluminó los ojos del extranjero. Lo mortal comenzó a retumbar y lo inmortal y original surgió transparente como el agua del mar.  Eros comprendió el enigma: Alguien tiene que morir para que los demás valoren la vida.

Cuando hubo descifrado el misterio, futuro y pasado se hicieron uno. El eterno presente pasó ante sus ojos sin prisa,  contemplado con tierna e ingenua sonrisa. Cientos de silueta danzabas libres por el universo y hacían de él un jardín de placer y gozo de múltiples formas y colores intensos.

El rostro grisáceo de Eros se llenó de nuevo de vida. El eterno reino del amor está fundado. La pesadilla del dolor ha terminado. La paz pone fin a la pelea entre los opuestos. Dónde Sabiduría e Instinto reinan a la par, la vida y la muerte fluyen hermanadas haciendo de la existencia un misterio oculto y peculiar, descifrable para aquellos que conocen el lenguaje de la Naturaleza. Habla con palabras mudas, sólo con quienes aman se comunica. En las profundidades encontrarás: Éxtasis profundo, fusión íntima y total. Ella y nosotros somos uno: centro y sagrada fuente del placer celestial.

Texto  inspirado en "Enrique de Ofterdingen" de Novalis. Extracto en el blog La Caja del Diablo con sesión para descargar de Synth Pop, Electro Pop, Glo Fi, Disco House… por Dani Scream.

Descargar Night Lovers

martes, 22 de mayo de 2012

Celestial circles






Imagen de Marina Molares

Uno es la fuerza primigenia creadora. Es el círculo, el ciclo  que nunca se rompe, por el que todo nace y muere. En el origen: silencio y vacío existencial. Nebulosa llena de nada y hueca de todo, burbujeó en el espacio. Es el tiempo de la madre, dónde el caos es orden.Nun. Explosiones de energía cósmica y colores se propagaron por el universo. Dieron lugar a cúmulos de potencias chocantes. Brotaron los distintos elementos y tuvo lugar la creación. Fuego, tierra, agua y aire. Por obra de un milagro o por arte de magia, así nace la vida, fuente primaria de la existencia y energía en armonía.  Hauhet. Conservamos su huella, mensaje cifrado, misterioso y oculto que sale a la luz profundizando en el interior. La misma fuerza de la que todo nace, pulsa fervientemente en nuestro yo. Es la vida, hacer consciente lo inconsciente y ser conforme a nuestra esencia. Nuestro origen es nuestro destino. El amor y la muerte son las vías. Kauket. Los universos opuestos encarnan el dos. Su equilibrio es el camino por el que retornaremos a la fuente, mimetizándonos con la unidad. Cuando el alma se torna libre y llena de gozo, está preparada para la unión y se funde de nuevo con la fuerza generadora de vida. Amun. Es el círculo fragmentado en dos partes, de  igual importancia, ambas fuente de energía y potencias complementarias.

Masculino y femenino, amor y muerte, día y noche, cielo y tierra. Son las contradicciones que hacen a la existencia ser lo que es. De su fusión surge el éxtasis que engendra de nuevo la vida. Así hombre y mujer vuelven a experimentar en la unión cósmica la energía misma que les hizo brotar. El recuerdo de esta fuerza que fluye es lo que impulsa a buscar la unión con la otra parte. La energía es el amor que destruye la separación y procrea eternamente. Dharma. De la fundición de las dos partes, nace el tres. La muerte de la división da vida a la vida. Los contrarios comparten sus potenciales en el acto sagrado. El hombre fecunda a la mujer y ésta engendra de nuevo el ciclo creador.  El círculo  del  que todo nace se reencarna en el vientre materno. El impulso erótico se convierte en motor de la vida, perpetúa la unidad  eternamente haciéndola renacer una y otra vez. Cakra. Es la unión de los dos universos dónde se encuentra la plenitud. El deseo de descubrir el misterio cósmico y la experiencia de encontrarlo nos hace retornar al origen, a lo circular y perfecto. Mudra. Al ser primitivo en potencia, vacío de dolores y sufrimientos, repleto de gozo y libido, consciente de su  naturaleza sagrada y libre, que vive en armonía con la madre a la que pertenece, pues la unidad lo es todo.


Texto en dos partes en La Caja del Diablo con música Synth Pop, Dream Pop, Lo-Fi, Surf Pop, Shoegazer por Dani Scream.


Descarga Celestial Circles
Descarga Marriage on earthç

Agnes of god



Imagen de Marina Molares


Había una vez un país conocido como el de los amores insensatos. La insensatez era allí ley de vida. Los hombres como anguilas ciegas sólo deseaban poseer nuevas grutas en las que alimentarse mientras que las mujeres llevaban a la altura de su pelvis perros rabiosos devoradores de peces macho. En ese país las parejas se unían por intereses comunes que poco o nada tenían que ver con lo bello que hay en el universo. Levantaban murallas a su alrededor protegidas con armamento pesado y su libertad se limitaba a la de pájaro encerrado en jaula. 



En ese país había una joven de tez oscura como la miel y labios vivos como frutos rojizos que no se hallaba en aquel lugar, pero como uno no elige dónde nace no le quedó otra que acostumbrarse a vivir en esa comunidad. Sin embargo, ella sabía que esperaba de su paso por la tierra, lugar con alma sensible e inteligencia, algo mas profundo y veraz. Estaba convencida de que podía conseguirlo quizás no ahí ni en ese momento, pero si en otro tiempo y lugar. 



Contemplaba con angustia como a su alrededor preferían estar en compañía soportando pesadas cargas vacías de contenido y consumidoras de potencial en lugar de vivir en soledad. La joven era consciente de que existía un miedo muy profundo asentado en las psiques de profundizar en las almas propias y en las de los demás. En el fondo todo se reducía a falta de amor, al conocimiento y a la bella fuerza que todo lo mueve, y a un insistente apego a lo material. 


La joven entendía que lo que ocurría allí es que llamaban amor a lo que sólo era una deformación, pues ella sentía que en el amor no hay que cargar el armamento ni levantar fuertes para protegerse, todo lo contrario. Ella sentía que había que derruirlos para poder trascender los límites del uno y experimentar así la magia del dos. En eso precisamente consistía el amor. Pero parecía que a su alrededor los corazones estaban cerrados como si quisieran evitar a toda costa el dolor, pero lo que ella pensaba es que en un alma cerrada no cabe el sufrimiento pero tampoco el gozo ni el amor. Cuando el alma está llena de gozo y no siente miedo se abre sola y ahí se inicia el camino a la aventura de este viaje emocionalmente arrollador.

Un día seducida por palabras cargadas de falsas promesas de durabilidad la joven dejó que un anguila ciega penetrara en su alma y como mordedura de serpiente venenosa experimentó los efectos de lo insensato del amor. De pronto todo el conocimiento que sobre sí misma tenía parecía que comenzaba a esfumarse. Comenzaron a aflorar en ella sentimientos oscuros y contradictorios. Se miró al espejo y vio que sus ojos habían perdido el brillo que los caracterizaba y sus labios palidecían con cada bocanada de aire. No veía en su imagen nada de lo que ella era. Afortunadamente supo reaccionar a tiempo, corrió hasta el puerto y se arrojó al inmenso azul oscuro que ésa noche estaba revuelto. Prefirió perecer en las profundidades marinas que dejar de ser conforme a lo que ella sentía. Le pareció un final digno para lo que en vida había aprendido.

Muchos días y noches pasó la joven en el fondo del mar y cuando ella misma se daba por perdida ocurrió algo especial. Yacía ella   en una gruta impenetrable y como recién despertada de un profundo sueño, que parecía haber durado años, abrió los ojos y comenzó a andar. El fondo de la cueva emitía una luz cual aurora boreal. La joven atraída por ese baile de múltiples colores se acercó, pero a pocos metros de la entrada la cueva misma, como si estuviera cogiendo aire, la absorbió. La joven se sumió en un torbellino de aire caliente de colores y de fuego y no sintió miedo. Después de varios minutos viajando por las entrañas de la tierra salió despedida por la boca de un volcán varios metros en dirección al cielo. El golpe propinado cuando de nuevo cayó sobre el suelo fue monumental, pero no sintió dolor sino un gozo inmenso inundaba su alma porque comprendía lo que había ocurrido: había renacido, la vida le había dado otra oportunidad.

La joven había perdido su ropa en ese trayecto intraterrestre, pero se sintió a gusto invadida por el fuego vital. Se tiró al suelo y se revolcó con ansias, gritó, rió y lloró, las tres acciones a la vez como poseída por un éxtasis místico fruto de aquella intensa experiencia. Desde aquella prominencia se veía el inmenso azul. Ahora ella estaba en una pequeña isla en mitad del océano, alejada y por ello protegida de cualquier civilización. 

Así vivió durante años con la única compañía de la madre tierra y los frutos y animales que de ella nacen. Le parecía un regalo divino que sentía la obligación y el deseo de agradecer. Por eso todas las noches subía de nuevo a lo alto del volcán para despedir al sol y dar la bienvenida a la luna y  tras hacer un baile ritual bajo la luz de las estrellas en las que se integraba en la totalidad del universo, despedía a la luna y daba la bienvenida al sol. La joven tras muchos viajes de descenso a sus profundidades comprendió de lo que estaba hecha la existencia y ella misma a modo de microcosmos. Las fuerzas opuestas que la componían eran el amor y el odio en armonía. Lo que le había ocurrido en el país de los amores insensatos del que provenía es que allí el odio imperaba mientras que el amor se desvanecía. 

Ella sabía que tenía un bien divino guardado en su interior que muchas veces sentía la necesidad de compartir, pero como era lo más preciado y delicado que tenía prefería conservarlo escondido en lo profundo de su corazón antes que volver a la tierra de las angustias y compartirlo con quién no supiera apreciarlo ni lo comprendiera. 

Una noche mientras admiraba la luna, que a cambio la rociaba de plata, la tierra comenzó a temblar y a emitir un zumbido propio de abejas cerca de colmena. De las entrañas del volcán comenzó a brotar miel que descendía magmática por las faldas bañando la tierra. La joven se llenó de alegría mientras lamía con ansias aquella lava de ambrosía. Estaba extasiada y poseída de una locura especial. Una sombra se proyectó sobre su cuerpo desnudo y le hizo levantar la vista sin saber lo que iba a encontrar. Quedó perpleja al descubrir frente a si un joven hermoso y desnudo que el volcán entre ríos de miel había escupido. 

El y ella formaron un nuevo núcleo, reinventaron el mundo y conocieron el amor más profundo. Así la madre tierra les colmó de frutos y les propició una naturaleza amable para la que vida fluyera libre y agradable. Así maduraron y vivieron hasta el final de sus días una merecida aventura a partir de la diferencias derivadas de ser dos personas y no una, sin que eso supusiera una desfiguración de los potenciales de cada uno. Trascendieron su conciencia individual y se hicieron fuertes y dichosos a través de lo que es el amor como experiencia universal.  Hicieron de la existencia lo que para ellos tenía que ser: un viaje maravilloso lleno de riesgos pero en el que merece la pena profundizar. Así fijaron el azar por el que se habían encontrado y declarando su amor, inscribieron la eternidad en el tiempo.

Fin

Texto subido en tres partes en la La Caja del Diablo con música Psicodelia Folk, Ambient Noise, Raga, Experimental, Dream Pop, Surf, Exótica…por Dani Scream. 


Descarga a sesión Agnes of god


Descarga la sesión Agnes pain


Descarga la sesión Agnes in love

jueves, 26 de abril de 2012

La Isla del Infiero I



“Una prominencia bañada de plata terminaba en acantilado que daba al mar.  Se escuchaba el canto de la noche y el vaivén de las olas al que se unió una respiración entrecortada, justo en el preciso instante en el que la tierra comenzó a temblar. Como si fuera el mismo humus el que inspiraba y expiraba la prominencia se empezó a excitar. Cuando llegó al climax del punto más alto de la montaña renació la joven en una nueva vida.  Ella estaba desnuda y su piel se confundía con la tierra que la cubría. Se sintió llena de calor, de energía y por un momento su cuerpo parecido inundarse de llamas vivas.  La joven tocó su piel y sintió el ardor. Tenía una sed insaciable y no de agua sino de vino y pasión. Delphyne. Respiró fuertemente, gritó y en el suelo se revolcó. Se hizo una con la madre que la había engendrado, devolviéndola a la vida que ella siempre había anhelado. Unos tambores lejanos llamaron su atención y siguió aquel canto a tres voces que la incitaba a moverse de forma instintiva sin ningún uso de razón.  La melodía se convirtió en ditirambo. Del barro una planta de hiedra nació enroscándose imparable en una parra seca y sin vida. La joven estaba entusiasmada con lo que estaba viendo y de forma espontánea al ritmo de los tambores comenzó a moverse.  También se unieron las castañuelas y los aulós y esa manía hecha música todo lo contagió. En un balanceo suave y sensual la joven elevaba su pie derecho e inclinaba la cabeza hacia atrás . Así danzó desnuda durante varias horas, envuelta en la locura del baile sin percatarse de lo que a su alrededor estaba ocurriendo”.


Texto para el blog La Caja del Diablo acompañado de diseños de Marina Molares y música de Dani Scream( Dream Pop, Lo Fi, Bedroom Pop,  Glo Fi...). Descarga la sesión de La Isla del Infierno I.

La Isla del Infierno II



“La hiedra lo invadió todo y después de entre ella rosas negras y robustas cepas de parra brotaron sin cesar.  Aquel lugar árido se había convertido en paraíso infernal.  La joven extasiada se había olvidado de su sed pero aunque ella sentía que era sólo delirio en movimiento pronto sintió sus fuerzas agotarse y la necesidad de beber. Bromio. De entre las cepas apareció un carnero de ojos amarillos y mirada penetrante, robusto y con imponente y enorme cornamenta. Se acercó a la joven infundándole temor y pasión incontrolada. Ella respiraba fuertemente y de forma entrecortada en esa mezcla se sentimientos opuestos que la invadía de forma delirante y descontrolada. El carnero se acercó un poco más y olisqueó su vientre y tras emitir un alarido se elevó sobre sus dos patas traseras y se transformó en un hombre apuesto. Gleukos. El Dios infernal, el que duerme en los infiernos, había acudido a la llamada de la fémina pues él, solícito, siempre responde  a invocaciones que suscitan su epifanía.”


Texto para el blog de La Caja del Diablo acompañado de diseños de Marina Molares y música de Dani Scream (Exótica, Bedroom, Pop, Dub...). Descarga la sesión de La Isla del Infierno II.

La isla del infierno III



“El hombre se acercó a una vid y arrancó un racimo de uvas tintas. La joven ofreció su boca con ansias de beber. El hombre acercó el racimo a sus labios que se abrían temblorosos esperando ser poseídos. Con sus manos grandes y sus dedos fuertes y finos exprimió las uvas de las que salía humo colorido. La joven gimió pues se quemó con el rojo vino, pero pronto el entusiasmo y el delirio recorrieron su cuerpo y su espíritu. Epiphaneia. En un parpadeo de la joven en el que asimilaba lo que estaba ocurriendo dentro de sí, el hombre había desaparecido. La luz plata se apagó y quedó todo en penumbra. La joven tenía un deseo demoníaco de volver a encontrar al hombre carnero y un aliento cálido hizo que comprendiera el misterio que ante sus ojos había acontecido. De las aguas del mar teñidas del color del vino emergió el sol infernal, acompañado de un rayo que encendió antorchas por todo el terreno y esa mano masculina de finos dedos y venas hinchadas de raíz indestructible, agarró a la joven por la cintura tan sutil como bruscamente. La tendió en el suelo y entre fuego, vides y ditirambo por el éxtasis fueron poseídos. Bugenes. Ven, oh héroe Dioniso…al templo junto al mar, al templo puro, desnúdame con tu fuego y poséeme con tu embriaguez y tu manía, tu delirio y tu éxtasis que incita a la vida libre, al thíasos,  a la libertad infernal.”


Texto para el blog de La Caja del Diablo, acompañado de imágenes de Marina Molares y música de Dani Scream ( Drone, Psicodelia, Dream pop). Descarga la sesión de La isla del infierno III.

lunes, 16 de abril de 2012

Canto infernal


                   



La joven no estaba acostumbrada a la gran ciudad. Ésa en la que el humo decoraba el aire y el gris de los edificios y el asfalto eran toda la paleta de colores que se podía contemplar, salpicada de escaparates desnudos de contenido y repletos de superficies vacías, y neones luminosos que anunciaban la decadencia disfrazada, a gritos, con su voz silenciosa.  No era por falta de años para habituarse a ella, era precisamente la cantidad de años que había pasado en la capital la que le hacía escuchar la llamada de la naturaleza cada vez con más intensidad.  Ella había crecido entre volcanes, rodeada de árboles y frutos,  en contacto con lo más íntimo que había sentido jamás. Esa paz infinita y plena que te eleva y te invade cuando te sientes en libertad.

La libertad es un bien preciado que se torna más bien escaso en la ciudad. Algo tenía aquel entorno, que le perturbaba, que le hacía sentir repulsa y la cargaba de hastío emocional. La sensación de ahogo y de sentirse atrapada en un mundo en el que no se hallaba cada vez iba a más. La incomprensión de sus circunstancias y la impotencia acabaron por convertirse en rasgos de su personalidad. Era triste convivir con esa sensación de soledad, esa soledad que se siente no por estar sola, ella disfrutaba de esos momentos, sino por sentirse atrapada en un destino y unas condiciones que ella no quería aceptar. Consideraba que la vida era otra cosa más profunda y espiritual, sentía que su paso por la tierra, lugar con alma sensible e inteligencia, podía aportarle, en un intercambio recíproco, mucho más. Sentía ganas de hacer cosas con sus manos, de crear y de engendrar; de expandir su existencia y hacerla una con la tierra; de vivir el amor puro y encontrar la verdad.

Así la joven de ojos negros como ala de cuervo y tez oscura como la miel, se hizo una con la oscuridad y se entregó a la niebla siendo ésta su amiga fiel. Cual lechuza vivía de noche así podía disfrutar de las calles vacías y lo que más disfrutaba: sumergirse hasta llegar a ahogarse en las profundidades de su inconsciente. El mundo de los sueños en dónde las conexiones se establecen de forma espontánea y liberal. Así pronto comenzaron a llamarle vampiro por sus rasgos físicos y su forma de vivir y de pensar. Y ella desconfiaba de todo aquel que no lo fuera y no sintiera la pasión de la vida misma, la pulsión de lo original.

El mundo de las sombras le atraía fervientemente y más desde que vivía en la ciudad, como esa vena que se hincha esperando ser aliviada de la presión que fluye incesante por ella con espíritu indomable y ganas de expandirse y hacerse una con el todo.  Los misterios nocturnos, el desenfreno del éxtasis, lo oculto bajo la superficie, lo serpenteante y húmedo, esos eran los lugares que le gustaba frecuentar. Cómo sólo accedía a ellos a través de los sueños ,el instinto de muerte la llamaba a tres voces: evohé, evohé, evohé…y sin poder evitarlo se dejó arrastrar.

Una prominencia bañada de plata terminaba en acantilado que daba al mar.  Se escuchaba el canto de la noche y el vaivén de las olas al que se unió una respiración entrecortada, justo en el preciso instante en el que la tierra comenzó a temblar. Como si fuera el mismo humus el que inspiraba y expiraba la prominencia se empezó a excitar. Cuando llegó al climax, del punto más alto de la montaña renació la joven en una nueva vida.  Ella estaba desnuda y su piel se confundía con la tierra que la cubría. Se sintió llena de calor, de energía y por un momento su cuerpo pareció inundarse de llamas vivas.  La joven tocó su piel y sintió el ardor. Tenía una sed insaciable y no de agua sino de vino y pasión. 

Respiró fuertemente, gritó y en el suelo se revolcó. Se hizo una con la madre que la había engendrado, devolviéndola a la vida que ella siempre había anhelado. Unos tambores lejanos llamaron su atención y siguió aquel canto a tres voces que la incitaba a moverse de forma instintiva sin ningún uso de razón.  La melodía se convirtió en ditirambo. Del barro una planta de hiedra nació enroscándose imparable en una parra seca y sin vida. La joven estaba entusiasmada con lo que estaba viendo y de forma espontánea al ritmo de los tambores comenzó a moverse.  También se unieron las castañuelas y los aulós y esa manía hecha música todo lo contagió. En un balanceo suave y sensual la joven elevaba su pie derecho e inclinaba la cabeza hacia atrás . Así danzó desnuda durante varias horas, envuelta en la locura del baile sin percatarse de lo que a su alrededor estaba ocurriendo.

La hiedra lo invadió todo y después de entre ella rosas negras y robustas cepas de parra brotaron sin cesar.  Aquel lugar árido se había convertido en paraíso infernal.  La joven extasiada se había olvidado de su sed, pero aunque ella sentía que era sólo delirio en movimiento pronto sintió sus fuerzas agotarse y la necesidad de beber.

De entre las cepas apareció un carnero de ojos amarillos y mirada penetrante, robusto y con imponente y enorme cornamenta. Se acercó a la joven infundándole temor y pasión incontrolada. Ella respiraba fuertemente y de forma entrecortada, en esa mezcla de sentimientos opuestos que la invadía de forma delirante y descontrolada. El carnero se acercó un poco más y olisqueó su vientre y su sexo y tras emitir un alarido se elevó sobre sus dos patas traseras y se transformó en un hombre apuesto.

El Dios infernal, el que duerme en los infiernos, había acudido a la llamada de la fémina pues él, solícito, siempre responde  a invocaciones que suscitan su Epifanía.

El hombre se acercó a una vid y arrancó un racimo de uvas tintas. La joven, invadida por la embriaguez se arrodilló ante él quedando a la altura de su perpetua erección. Ofreció su boca con ansias de beber. El hombre acercó el racimo a sus labios que se abrían temblorosos esperando ser poseídos. Con sus manos grandes y sus dedos fuertes y finos exprimió las uvas de las que salía humo colorido. La joven gimió pues se quemó con el rojo vino, pero pronto el entusiasmo y el delirio recorrieron su cuerpo y su espíritu. 

En un parpadeo de la joven, en el que asimilaba lo que estaba ocurriendo dentro de sí, el hombre había desaparecido. La luz plata se apagó y quedó todo en penumbra. La joven tenía un deseo demoníaco de volver a encontrar al hombre carnero y un aliento cálido hizo que comprendiera el misterio que ante sus ojos había acontecido. De las aguas del mar, teñidas del color del vino, emergió el sol infernal, acompañado de un rayo que encendió antorchas por todo el terreno y esa mano masculina de finos dedos y venas hinchadas de raíz indestructible, agarró a la joven por la cintura tan sutil como bruscamente. La tendió en el suelo y entre fuego, vides y ditirambo por el éxtasis fueron poseídos.

Ven, oh héroe Dioniso…al templo junto al mar, al templo puro, desnúdame con tu fuego y poséeme con tu embriaguez y tu manía, tu delirio y tu éxtasis que incita a la vida, al thíasos,  a la libertad infernal.


Fin

martes, 13 de marzo de 2012

Sueños



Anoche soñé con tu tierra. Danzábamos desnudos por los alrededores del río, nos bañábamos, corríamos. Era mágico. 

Todo estaba florido y con colores muy vivos. La brisa movía las hojas de los árboles emitiendo ése sonido tan característico y nos arropaba suave y cálida. El agua brillaba por los rayos del sol que se reflejaban. Era de día y de noche al mismo tiempo. La luna nos miraba y los planetas se alineaban en nuestro honor.

Convertidos en el uno, tu y yo y todo lo vivo que hay en la tierra comulgamos en el acto mágico. Olía a primavera. Los pájaros cantaban entonando una alegre sinfonía y tú te reías muchísimo. 

Éramos felices. Éramos libres. A decir verdad ahora que lo recuerdo y por las emociones sensoriales que experimentaba, por la nitidez y el brillo de las cosas, parecía un sueño, pero no lo era…

Era así en realidad. Así de bello y así de misterioso. Era el paraíso. Probablemente porque cómo dijo Dovstoievski habíamos decidido hacer de la tierra el edén y lo habíamos conseguido...

El eterno retorno





Espera. Déjame un momento. Déjame pensar y hacerme a la idea. ¿Qué es lo que cambia?. Lo cambia todo, dijo ella mientras observaba el agua del embalse. No quería darse la vuelta. Prefería no verle por última vez. Sintió ganas de tirarse al agua, pero un torbellino de imágenes cargadas de eléctricas sensaciones le invadieron. Estaba paralizada. No quería pestañear por miedo a dejar de ver lo que estaba viendo.

Sitió nostalgia y un nudo al pensar que ya no se meterían juntos en la cama. No entrelazarían sus piernas. No sentiría esa incertidumbre, llena de agradable ingenuidad, al esperar un momento apasionado. Ni sentiría el ambiente caldeándose antes de que se produjera. No habría más excitación pensando en él. Tampoco más cosquilleos profundos y placenteros que la recorrían internamente cuando se besaban. Ni existirían más devorarse mutuamente. No existirían más marcas en su cuerpo que llevaban su firma. Ni escalofríos de placer al contemplarlas al día siguiente. No habría más mirarle mientras dormía. Ni despertares llenos de ternura, con sus cabezas pegadas y sus almas unidas. No  habría más sincronía en sus respiraciones cuando estuvieran bajo un mismo edredón. Ni la plenitud y la paz de sentirse cosida a él por un hilo invisible. Ya no había esperanza en que pudieran compartir sus vidas de un modo completo y ser muy felices por ello…

Cuando recuperó el aliento pensó que no había nada peor que el dolor del alma. No entendía como había gente que no creía en el alma, el alma se siente cuando está feliz y baila, y se siente cuando sufre, pensaba. La conocía bien. La experimentaba dentro de su persona, luego existía. Le resultaba difícil describir el dolor del alma. Era como un agujero y, aunque contradictorio, un nudo. Un aflojarse los músculos y sentir cual era realmente el peso de su existencia. Pero tenía que llegar el momento en que el dolor se desvaneciera, no sin mucho esfuerzo. Ella aún estaba lejos de eso, pensó. Aunque sacó algo positivo de todo eso y es que había aprendido a amar y que enfrentarse a la realidad siempre es positivo por mucho que doliera.

Por fin reunió fuerzas para girarse y, en el fondo, se alivió de que él ya no estuviera. ¿Qué puedo hacer?, pensó la joven. Y un rayo de luz la iluminó y vio con claridad la situación en la que estaba inmersa.

¿Qué se puede hacer para convivir con el hecho de que la mayor fuente de alegrías es también la fuente del dolor más profundo?. 
Nada, todo está en continuo movimiento. Es efímero. El misterio de la existencia y los ritmos que nos impone están fuera de nuestro alcance. Lo único que podemos hacer es disfrutar de los buenos momentos al máximo y saber cómo funciona nuestro complejo mental y emocional para poder hacer frente a los momentos malos. Sólo podemos aceptar que es así, aprender de nuestros errores, evolucionar  y estar preparados para  intentar hacer este viaje, emocionalmente arrollador, lo mejor posible,  con la única certeza de que nada podemos controlar.


Lo único que podemos hacer es conservar la esperanza de encontrar nuestro lugar en el mundo y hacer de la existencia algo placentero, y que compartida o no, nos haga crecer hasta el máximo de dónde podemos llegar.