Desde las entrañas del volcán

Desde las entrañas del volcán
Blog-experimento. Espacio onírico. Utopía en proceso de construcción. Soy comunicadora audiovisual, guionista, escritora, feminista, militante de lo colectivo, artista, activista, anticapitalista y hechicera de la revolución. Colaboro con varias publicaciones y me apunto a un bombardeo. Para propuestas amorosas y proyectos contacta conmigo: garcialopez.alejandra@gmail.com

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Entropía



En el principio se dio un hecho con el que se inició la creación. Miles de partículas se propagaron por el universo, en un sistema caótico, expansivo e irreversible por naturaleza. Cada partícula siguió su camino, impulsada por el hecho que la antecedía, sin ser éste causa, necesariamente. Una pequeña variación en el origen implica unas consecuencias impredecibles haciendo que el sistema evolucione de manera totalmente distinta. El sistema caótico no se rige por una ley, ni siquiera por  la que postula que no existe una ley que todo lo rige. Esto implica que se pueden prever determinadas consecuencias, siempre bajo la condición de que pueden darse o no. Es el futuro incierto por el que se caracteriza nuestra existencia.

Sin embargo, dentro del caos existen varios órdenes que surgen espontáneamente, dando lugar a una auto organización natural que tiende al equilibrio. Es el orden espontáneo que reina en la naturaleza, es el orden del desorden, el orden del caos.

No hay más que observar a nuestro alrededor, de lo más cercano a lo más lejano.  Desde el orden de la naturaleza hasta el que reina en el universo.  Dentro del caos de la existencia surge un orden que lo beneficia todo, porque surge en interés mutuo de las realidades que lo componen. El principio fundamental de este orden espontáneo es la libertad.  Todo, ser y elemento, actúa libremente y se organiza de forma espontánea en la interacción con el resto, conforme al interés común, la existencia y la convivencia. 

No existió en el origen ninguna organización mayor que la propia de las partículas que se disiparon libremente por el universo. No existe ninguna institución que obligue a la naturaleza a actuar como actúa cada día y en el transcurso de los años.

La libertad es la causa de este orden y característica de la energía que todo lo mueve. También de nosotros.  Esto me hace pensar que difícilmente podremos ser libres guiando nuestra existencia a organizaciones o instituciones superiores y ajenas a nuestra naturaleza. Porque una realidad que actúa conforme a lo que no es, no puede evolucionar conforme a su esencia.

Parece existir una naturaleza entrelazada entre la realidad espiritual y la física. Ambas comparten una esencia primordial, una energía vital que las hace ser y todo lo caracteriza. “El buen orden surge espontáneamente cuando las cosas se hacen a si mismas” Chuang-tzu. Y para que las cosas se hagan a sí mismas tienen que comportarse conforme a lo que son. Energía libre y capacitada para superar las dificultades del entorno en la convivencia con los demás. Es la energía poderosa que fluye lentamente y que nunca se detiene.

Que estamos en un momento de caos no hace falta que lo argumente. No hay más que observar e intentar comprender la realidad para encontrar muestras del desorden, en el que predecir los acontecimientos futuros se hace extremadamente difícil, pero muy probablemente devastadores.

Puede que estemos en el momento de comprender lo que somos y cuales son las leyes, o más bien las no leyes, que rigen nuestra vida. Puede que sea el momento de prepararnos para ser libres.  Pensar que la filosofía o las ciencias son ajenas a nuestra realidad resulta, a mi juicio, un error de consecuencias nocivas. Sólo el esclarecimiento de las circunstancias que nos rodean nos capacita para comprender lo que somos y por tanto para vivir como nos corresponde. El conocimiento se encuentra en todas partes, en la interacción con los demás, en el arte, en los libros y en la misma naturaleza.  Nos capacita para comprender nuestro entorno, y desarrollarlo aumenta nuestras posibilidades de ser felices y libres. Es lo que nos merecemos.

Si la civilización en la que estamos inmersos nos reprime y nos aleja de conseguir el objetivo primordial: la felicidad, deberíamos de prepararnos para ser creativos y generar un nuevo orden.  La escasez no es una cuestión de recursos es una cuestión de organización. La militarización no es inherente al hombre es consecuencia de un sistema impuesto. La libertad no debe ser consecuencia de un orden sino su causa. La renuncia no debería ser nuestro día a día. El orden espontáneo, para mí la utopía, empieza en uno mismo, en la mímesis con la naturaleza, cuando el flujo de las fuerzas opuestas que nos componen, fluye libre y equilibrado. Nadie está obligado a nada, excepto a aceptar las condiciones que el sistema nos impone. Yo sólo recuerdo que cada vez está más claro que no funciona. Quizás es el momento de pensar en algo nuevo… Yo apuesto por el amor verdadero, el que surge entre dos personas como el orden espontáneo, construcción de verdad basada en la diferencia, el amor como forma de revolución. Está para reinventarlo...

martes, 13 de diciembre de 2011

Torbellino de amantes

Torbellino de amantes, William Blake


Quiero despegarme y no sentir nada. Ni dolor, ni hambre, ni miedo, ni ansiedad. Sólo a Tánatos, la destrucción, para que después llegue Eros.

Miro atrás y no veo nada. Más que años pasados ante mis ojos, vacíos y planos, sin experiencias profundas a través de las cuales poder trascender y sentir que estoy aquí para algo verdaderamente importante. ¿Para qué sirve?, ¿Para esto estamos aquí? . Dormir, comer, trabajar, follar. Dormir, trabajar, trabajar, trabajar, comer, follar. Dormir, dormir, follar, follar, comer, comer, trabajar, trabajar...O peor aún, comer, trabajar, trabajar, trabajar y ni siquiera follar. Coleccionistas de amantes, carentes de Eros.

¿Dónde queda el pensamiento?, ¿Dónde queda Eros?,¿Dónde están las profundidades en las que quiero perderme?....etiquetas vacías, carentes de sentido, que no dicen nada, que no definen nada, te dan miedo. A ti que estás por encima de las circunstancias, o eso creo. A ti que te das cuenta de lo que es verdaderamente importante, el pensamiento, el sentimiento, el ser en cada instante.

Cada vez me asfixio más en las ciudades. Lo gris de los edificios, el humo de los coches, el metro, las prisas. Huele a muerte, huele a muerte entre más o menos lujos, pero es muerte. Muerte de nuestro sentido de la existencia, muerte de nuestra esencia. Muerte del amor y muerte de la inteligencia.

Blade Runner, Aphaville, 1984, Metropolis, Farenheit 451...ya están aquí...ya han llegado...Espero que comprendan por qué es para mi tan importante la compresión y la lucha por nuestra esencia. Es lo úníco que nos queda, lo poco que queda...es lo único que nos difenrecia de los hombres grises hechos de hormigón...las emociones, el amor.

El amor de verdad, el Eros puro y transformador, dador de vida e inteligencia...La inteligencia emocional, eso es lo que nos diferencia. No hay un segundo que perder. No hay tiempo. Los cimientos se están tambaleando, y acabarán cayendo. Afortunadamente, veo la luz. Veo la luz en todo esto.  La llegada de Tánatos, la muerte de lo conocido, la destrucción de los valores hasta ahora comprendidos. Está por llegar esa fuerza destructora y llena de fuego que arrasará con todo. Quiero que llegue. Que acabe con todo. 

¿Acaso es peor ser cenizas que ser esto?...espectros infelices, marionetas al servicio de unas élites que nos explotan y anulan nuestra esencia, que nos obligan a pasar por la vida, una y única, como si fuera un juego en el que ellos ganan y todos los demás perdemos...

No hay más vidas que esta, no hay más oportunidades,,,yo no pienso perdérmela...no voy a renunciar a lo máximo de dónde mis potenciales pueden llegar...quizás acabe quemada en la hoguera, pero merecerá la pena, en cualquier caso...No pienso dejar que la tristeza, la impotencia y el dolor me invadan y me guíen en este corto viaje. Si corto, ¿por qué no?. ¿Acaso alguien ha firmado algún contrato por el cual vivirá hasta los 80 años?...

No quiero perder el tiempo, ni quiero tonterías, ni mentiras, ni banalidades, ni mamoneos, ya he comprendido de que va esto...y no voy a entrar. Lo siento.

Voy a seguir como hasta ahora, pero mejor. Porque ya no me consumirá la ira resultante de querer que cambie algo que es imposible. El capitalismo no cambia, no va a hacerse mejor, quizás si más fuerte pero siempre será igual de venenoso porque NO piensa en nosotros. Yo no quiero un cambio, quiero la destrucción. Espero ansiosa a Tánatos, para que todo lo arrase y de las cenizas nazca el más puro amor... 
Quiero pensar que nuestra esencia divina nos guiará en este sentido...pero no voy a esperar a que lo haga, voy a hacerlo yo.

Eros será mi guía, voy a rodearme de personas que sientan lo mismo y estén dispuestas vivir, una vida digna, en la naturaleza, realizando mis potenciales y favoreciendo que se realicen los de los demás, pensando en la comunidad, viviendo el amor y haciéndolo en cada instante.   
Si pensamos que no existe relación entre el Eros, su enfermedad, y el malestar de la cultura estamos muy equivocados. Miremos adentro, informémonos, hagamos autocrítica y seamos sinceros.

Fin 

Pd: este texto no está trabajado, ni retocado, es como quién respira, que ha salido sin pensarlo apenas, directo del corazón.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Bacanal

 
Danza de las bacantes, Salvador Tuset
CELDA. INTERIOR. NOCHE                                           
                                                                           
          DIONISOS(30) atractivo y de cuerpo fibroso, está encadenado      
          a la pared de la celda. Furioso intenta zafarse bajo la          
          mirada penetrante de PENTEO(36) que le observa tras las          
          rejas.                                                           
                                                                           
                              PENTEO                                       
                    No hay lugar para ti ni para tus                       
                    cultos en Tebas, Dionisos...                           
                                                                           
          PENTEO pasea acariciando con su bastón los barrotes de la        
          celda, haciendo ruido a su paso, de un lado al otro.             
                                                                           
                              PENTEO                                       
                    Convocar a las mujeres en el monte                     
                    para tus orgías es verdaderamente                      
                    depravado...y no lo consentiré como                    
                    ya te había advertido...                               
                                                                           
          DIONISOS forcejea con las cadenas, sin éxito.                    
                                                                           
                              PENTEO                                       
                    Pobre Dionisos, que se cree dios                       
                    del vino...no tienes nada que                          
                    hacer...soy el rey...                                  
                                                                           
                              DIONISOS                                     
                    Las mujeres son libres de hacer lo                     
                    que quieran...son libres para                          
                    seguirme...                                            
                                                                           
          PENTEO parece enfurecido.                                        
                                                                           
                              PENTEO                                       
                    ¡Guardias! ¡Abrid la puerta!                           
                                                                           
          Dos GUARDIAS abren la puerta de la celda y PENTEO  entra con     
          paso firme. Se acerca desafiante a DIONISOS y se agacha para     
          quedar a la altura de sus ojos. Le agarra por el cuello con      
          fuerza mientras habla, asfixiándole                              
                                                                           
                              PENTEO                                       
                    Las mujeres dejan de ser libres en                     
                    el momento en que beben ese vino                       
                    que les das...las enloquece, las                       
                    convierte en fieras en celo que no                     
                    quieren más corromper a los hombres                    
                    con el acto sexual...Mi madre no te                    
                    seguiría si estuviera en plenas                        
                    facultades...                                          
                                                                           
          El rostro de DIONISOS se enrojece y sus ojos se hacen            
          grandes y brillantes.                                            
                                                                           
PENTEO                                       
                    Las mujeres de Tebas son mías. Me                      
                    pertenecen...Y mi madre también.                       
                                                                           
          Finalmente, suelta el cuello de DIONISOS que da una gran         
          bocanada de aire, bajo la mirada orgullosa del rey.              
                                                                           
                              PENTEO                                       
                    Así aprenderás quién manda                             
                    aquí...¿O quieres que vuelva a                         
                    demostrártelo?                                         
                                                                           
          PENTEO le mira desafiante. DIONISOS coge aire y escupe sobre     
          el rostro del rey un gran chorro de vino tinto. Acto seguido     
          estalla en una carcajada.                                        
                                                                           
          PENTEO respira de forma entrecortada. Sus ojos se llenan de      
          furia y le tiembla el pulso.                                     
                                                                           
                              PENTEO                                       
                    ¡Maldito seas! Te arrepentirás de                      
                    lo que has hecho...acabaré contigo                     
                    al alba...contigo y con tu vino                        
                    endemoniado...¡Guardias!                               
                                                                           
          Los GUARDIAS vuelven a abrirle la puerta a PENTEO y le           
          ofrecen una tela con la que limpiar las manchas de vino que      
          cubren su rostro. PENTEO se frota el vino de la cara pero        
          parece haberle quemado la piel.                                  
                                                                           
                              DIONISOS                                     
                    Quien teme al vino es porque algo                      
                    esconde, Penteo...ten cuidado con                      
                    lo que temes...                                        
                                                                           
          Los GUARDIAS vuelven a cerrar la puerta y escoltan a PENTEO      
          escaleras arriba.                                                
                                                                           
          .................................................................
                                                                        
          DIONISOS observa sus muñecas adornadas con las cadenas. Se       
          lleva la muñeca derecha a la boca y muerde fuertemente,          
          haciéndose un gran corte. De la herida empieza a brotar vino     
          tinto a borbotones. DIONISOS sonríe poseído y bebe al mismo      
          tiempo. De pronto, de las muñecas, comienzas a crecer            
          robustas cepas de vid que rompen las cadenas. DIONISO se         
          pone de pie y se dirige a la pequeña ventana de la celda         
          cubierta con barrotes. Agarra los barrotes y la vid lo           
          envuélve, rompiéndolos.                                          
                                                                           
          Finalmente, se asoma y observa un grupo de MUJERES(20-50) en     
          corro, esperándole bajo la celda. Las MUJERES  van vestidas      
          con piel de corzo y llevan en la mano tirsos, un palo            
          coronado con una piña. En medio del corro hay un montón de       
hojas de vid que hacen de colchón para amortiguar su caída.      
          Las MUJERES alaban a DIONISOS cantando a tres voces.             
                                                                           
                              MUJERES                                      
                    ¡Evohé!, ¡Evohé!, ¡Evohé!                              
                                                                           
                                                                           
          MONTE. EXTERIOR. NOCHE                                           
                                                                           
          En la cima de la montaña hay una hoguera rodeada de MUJERES.     
          Unas tocan el aulós, otras timbales y tambores, entonando        
          una melodía estridente y caótica.                                
                                                                           
          A un lado yace DIONISOS, coronado con vid, sobre unas pieles     
          contemplando la escena. A su lado, ÁGAVE(50) le da uvas y        
          rellena su copa de vino.                                         
                                                                           
                              ÁGAVE                                        
                    Penteo es un inconsciente...aunque                     
                    sea mi hijo merece morir...                            
                                                                           
                              DIONISOS                                     
                    Tranquila Ágave...su destino                           
                    acabará con él...                                      
                                                                           
          DIONISOS contempla a las mujeres al ritmo del ditirambo,         
          dando palmadas. Las MUJERES  cubiertas con diminutas pieles      
          danzan alredor de la hoguera moviendo sus tirsos y sus           
          cabeza arriba y abajo.                                           
                                                                           
          La MUJER 1 y MUJER 2 traen en brazos a un cabrito que dejan      
          en frente de DIONISOS. La MUJER 1 clava la uña de su dedo        
          índice, larga y afilada, en el cuello del carnero,               
          rebanándoselo. DIONISOS se acerca y se pone debajo, bebiendo     
          de la sangre del animal. Las MUJERES ríen frenéticamente         
          contemplando la escena y cuando el dios termina de beber le      
          siguen algunas féminas.                                          
                                                                           
          DIONISOS con la boca, aún manchada de sangre besa a ÁGAVE        
          apasionadamente. ÁGAVE comienza a desnudarse, desgarrando        
          sus ropas, frenéticamente.                                       
                                                                           
          Una a una, se van sucediendo las MUJERES para besar a            
          DIONISOS, contagiándose así de esa locura.                       
                                                                           
          ................................................................ 
                                                                           
          Desde la copa de un árbol, escondido entre las ramas se          
          encuentra PENTEO observando la escena. Las MUJERES ahora         
          desnudas desgarran al cabrito y se lo comen crudo.               
                                                                         
DIONISOS muerde una de sus muñecas y se la ofrece a las          
          féminas que beben del vino que mana de sus venas y danzan        
          extasiadas.                                                      
                                                                           
          PENTEO frunce el ceño y avanza un poco sobre la rama que         
          finalmente cede y se rompe. PENTEO cae del árbol.                
                                                                           
          Inmediatamente, las MUJERES dejan de danzar y miran al árbol     
          del que ha caído el rey. PENTEO se sacude las vestimentas e      
          intenta controlar los nervios.                                   
                                                                           
          Algunas MUJERES comienzan a caminar en dirección al rey.         
          Mientras otras reanundan la melodía ritual. DIONISOS ríe a       
          carcajadas.                                                      
                                                                           
                              DIONISOS                                     
                    Oh, querido Penteo, en buen lugar                      
                    has ido a caer...ahora serán las                       
                    ellas las que te demuestren el                         
                    poder que tienen y quien manda                         
                    aquí...yo no voy a hacer nada más                      
                    que disfrutar de la escena...                          
                                                                           
          Las MUJERES cada vez están más cerca de PENTEO, encabezadas      
          por ÁGAVE.  PENTEO observa a su madre con temor y empieza a      
          dar pasos hacia atrás con cautela, hasta que finalmente el       
          tronco del árbol se lo impide.                                   
                                                                           
          Las MUJERES acorralan a PENTEO. ÁGAVE se adelanta unos           
          pasos.                                                           
                                                                           
                              ÁGAVE                                        
                    Déjarme empezar a mi...y recuperar                     
                    lo que es mío, mi sangre...                            
                                                                           
          Los ojos de PENTEO se llenan de lágrimas.                        
                                                                           
                              PENTEO                                       
                    ¡Madre!, ¡no serás capaz!                              
                                                                           
          ÁGAVE emite un alarido desgarrador y se abalanza sobre su        
          hijo mordiéndole el cuello y bebiendo de su sangre. Acto         
          seguido las demás mujeres se abalanzan sobre él y entre          
          todas lo devoran.                                                
                                                                           
          ................................................................ 
                                                                           
          DIONISOS está rodeado de serpientes. ÁGAVE  se acerca con la     
          cabeza de PENTEO coronando su tirso y se la ofrece a             
          DIONISOS.                                                        
                                                                        
ÁGAVE                                        
                    Que delicia de                                         
                    cortejo...afortunadas las que                          
                    participamos de tus dones...Toma la                    
                    cabeza de mi hijo en símbolo de                        
                    agradecimiento...                                      
                                                                           
          ÁGAVE clava el tirso con la cabeza de su hijo en la tierra.      
                                                                           
                              ÁGAVE                                        
                    Y tómame a mi como mensajera de tus                    
                    misterios...                                           
                                                                           
          DIONISOS se acerca a ella. Introduce su mano en la               
          entrepierna de la mujer, de la que empieza a brotar vino,        
          bajo la mirada cómplice del resto de MUJERES que danzan a su     
          alrededor, esperando a ser poseídas por el dios.                 
                                                                           
                              MUJERES                                      
                    ¡Evohé!, ¡Evohé!, ¡Evohé!                              
                                
 
FIN

viernes, 4 de noviembre de 2011

Píntame

Balthus Terese soñando
                                                            
         
                                                                           
          1.CASA DE NICO.INTERIOR.NOCHE                                     
                                                                           
          La habitación es abuhardillada y acogedora, con un estilo        
          bohemio. Hay varios lienzos terminados y a medio terminar        
          apoyados en la pared.                                            
                                                                           
          ANA(18), atractiva y voluptuosa, está sentada en un sillón       
          con las piernas sobre un taburete y los brazos levantados,       
          apoyados en la cabeza. Viste falda larga y roja de gasa y        
          una blusa blanca. Tiene los ojos cerrados, su expresión          
          muestra tranquilidad. A su lado en el suelo, hay un cuenco.      
          Un gato negro merodea por la habitación.                         
                                                                           
          En frente, NICO(30) la retrata sobre un lienzo. Parece           
          concentrado. ANA carraspea para llamar su atención.              
                                                                           
                              ANA                                          
                    ¿Te queda mucho?                                       
                                                                           
          ANA acompaña sus palabras con un movimiento. Remanga su          
          falda y recoge y abre las piernas lentamente, dejando            
          entrever su ropa interior blanca.                                
                                                                           
          NICO queda hechizado con la postura de ANA.                      
                                                                           
                              NICO                                         
                    Estás preciosa, Ana...                                 
                                                                           
                              NICO                                         
                    Lo sé, gracias...¿queda mucho?                         
                                                                           
          ANA clava sus ojos melosos en NICO, baja sus brazos y mueve      
          ligeramente las piernas que siguen abiertas. NICO sonríe con     
          picardía mientras acaricia los pelos del pincel. Está            
          nervioso.                                                        
                                                                           
                              NICO                                         
                    ¿Tienes prisa?                                         
                                                                           
                              ANA                                          
                    No...pero tengo las piernas                            
                    cansadas...                                            
                                                                           
          ANA se pasa las manos por las piernas, acariciándolas, como      
          si le dolieran. NICO sigue el recorrido de sus manos.            
                                                                           
                              NICO                                         
                    Descansamos un poco,¿quieres?...                       
                                                                           
          Ella asiente con mirada fría. NICO se acerca y quita las         
          piernas de la joven para sentarse, colocándolas sobre su         
          regazo.                                                          
                                                                           
                                      
Hay nos segundos de mirada intensa. NICO dirige despacio su      
          dedo índice hacia la piel de la joven. ANA retira la pierna,     
          juguetona y acto seguido se pone seria.                          
                                                                           
                              NICO                                         
                    ¿Puedo?                                                
                                                                           
          NICO espera ansioso la respuesta. Ella niega y levanta las       
          piernas como si fuera a quitarlas, pero las vuelve a apoyar      
          encima de él, repentinamente. NICO acerca su mano temblorosa     
          hasta rozar su piel y acaricia su pierna.                        
                                                                           
                              NICO                                         
                    ¿Has hecho esto alguna vez?                            
                                                                           
          Ella deja que la mano avance, pero cuando está a punto de        
          pasar su rodilla, junta las piernas, impidiéndolo.               
                                                                           
                              ANA                                          
                    ¿Tú que crees?                                         
                                                                           
          ANA parece muy segura de si mísma. El está tenso.                
                                                                           
                              NICO                                         
                    No lo se...a veces me                                  
                    desconciertas...                                       
                                                                           
          ANA ríe timidamente y le acaricia la cabeza.                     
                                                                           
                              ANA                                          
                    No eres el primero que ha querido                      
                    pintarme, Nico...A mi primo le                         
                    gustaba mucho también...la pintura                     
                    digo...                                                
                                                                           
          NICO parece desconcertado. ANA sonríe.                           
                                                                           
                              ANA                                          
                    En realidad si eres el primero,                        
                    quiero que lo seas...mi primo                          
                    quería. Pero no le dejé.                               
                                                                           
          Los ojos de NICO se hacen se abren con entusiasmo. Ella se       
          lleva las manos a la cabeza y vuelve a posar.                    
                                                                           
                              ANA                                          
                    No se si lo hago bien...¿tu que                        
                    crees?                                                 
                                                                           
          NICO acerca su nariz a la pierna de ella para olerla.            
          Respira profundamente y sigue contemplándola.                    
                                                                           
                                                                      
NICO                                         
                    Lo haces muy bien, creéme...posar                      
                    es natural...sale solo cuando estás                    
                    frente a la persona adecuada...                        
                                                                           
          NICO le quita el zapato y después el calcetín blanco a juego     
          con su ropa interior. Lo hace con delicadeza, mimándola en       
          cada caricia y disfrutando con ellas. Masajea el pie             
          derecho. ANA emite un timido suspiro a la vez que estira los     
          brazos y curva la espalda hacia atrás.                           
                                                                           
          NICO contempla su expresión. Ella baja su pierna izquierda       
          bruscamente y recoge la derecha. El repite la mísma acción       
          para quitarle la otra zapatilla y masajaearle el pie.            
                                                                           
          ANA baja una de sus manos para acariciar al gato que bebe        
          leche del cuenco, a su lado. Observa al animal y el sonido       
          que emite. Moja un dedo en el cuenco de leche y observa como     
          resbalan las gotas hasta caer en el suelo. Vuelve a mojar su     
          dedo y deja que chorree en su pie. NICO se acerca despacio.      
          Cuando está a punto de rozar su pie con los labios, la mira      
          esperando su consentimiento. Ella sonríe y el recoge con el      
          dedo las gotas,que resbalan por el pie, y se lo lleva a la       
          boca.                                                            
                                                                           
          ANA repite la acción y deja chorrear sobre su pierna, a la       
          altura de la rodilla. NICO respira fuertemente. Se acerca        
          despacio y mira a la joven esperando su aprobación. Ella         
          sonríe. El finalmente absorbe las gotas de leche que             
          resbalan muslo adentro. ANA junta sus rodillas.                  
                                                                           
                              NICO                                         
                    Sabes muy bien...                                      
                                                                           
          Ella muy seria, funce el ceño.                                   
                                                                           
                              ANA                                          
                    ¿Quieres más?                                          
                                                                           
                              NICO                                         
                    Por favor...                                           
                                                                           
          Ella lleva su mano hasta el cuenco y la sumerge entera. La       
          lleva hasta su entrepierna y la deja gotear. El le mira          
          sorprendido y encantado con la escena. Las manos de NICO se      
          dirigen a la entrepierna. Ella las agarra insegura.              
                                                                           
                              ANA                                          
                    ¿Y si no se?                                           
                                                                           
                              NICO                                         
                    Yo te llevo...no tienes que hacer                      
                    nada, sólo relajate y disfruta...                      
                                                                           
                                                                         
Ella coge aire, su expresión se va relajando. Las manos de       
          NICO dejan caer las bragas de ANA al suelo y su cabeza se        
          pierde bajo la falda. Ella se retuerce en el butacón. Al         
          cabo de unos segundos,toca la cabeza de NICO para llamar su      
          atención. Él sale de la falda y la besa apasionadamente.         
                                                                           
          ANA cubre las manos de el con la falda, ancha y roja, que        
          tiene remangada. Cierra los ojos y sonríe. Ella se               
          sobresalta como si le doliera.                                   
                                                                           
                              NICO                                         
                    Iré más despacio...                                    
                                                                           
          Ella niega y le susurra tímidamente.                             
                                                                           
                              ANA                                          
                    Quiero que termines...                                 
                                                                           
          NICO parece desconcertado. Ella le besa apasionadamente y le     
          agarra del cuello mirándole a los ojos.                          
                                                                           
                              ANA                                          
                    Quiero que termines de pintarme...                     
                                                                           
          El suspira y le toca la entrepierna bruscamente. ANA ríe.        
                                                                           
          NICO se levanta en dirección al lienzo. El dibujo está a         
          medio terminar: es ANA con las piernas abiertas sentada en       
          el sillón. Coge el pincel y continúa pintando enérgicamente.     
                                                                           
          Una sombra sobre el cuadro, llama su atención. Se gira y         
          observa las piernas de ANA desnudas. Unas gotas de sangre        
          las recorren, desde la entrepierna hasta los tobillos. ANA       
          le mira fijamente con una ligera sonrisa. NICO fascinado se      
          agacha hasta quedar a la altura de su muslo. Se acerca           
          despacio y moja su pincel en la sangre de la jóven.              
                                                                           
                              FIN                                          
                                                                           
                                                                           
                                                                           
                                                                           
                                                                           
                                                                           
                                                                           
                                                                           
                                                                           
                                                                           
                                                                           
                                                                           
                                                                           
                                                                           
                                                                           
                                                                           
                                                                            
                                    
                                                                          
                                                                           
                                                                          
                                                                          
                                                                           

martes, 13 de septiembre de 2011

Recuerdos

El árbol de la vida, Gustav Klimt
  


No hay mejor bendición que la memoria, pensó al final de aquel fatídico día.
Como siempre, ella le esperaba sentada en el jardín, viendo las flores balancearse con el viento y las abejas y los pájaros,  haciendo lo que cada día les apetecía.
Disfrutaba de la luz del atardecer, le parecía que las cosas eran aún más hermosas, si es que podían. Quedó absorta contemplando un remolino de aire que hacía bailar las hojas secas elevándolas, desde el suelo, para volver a dejarlas caer. Una y otra vez, sin prisa ni pausa, un movimiento libre, pero continúo. Como la respiración, pensó.
Entonces recordó el primer día que le vio dormir. Tan calmado, tan sumido en sus sueños que su rostro parecía no haber adquirido nunca otra expresión. Esa era la expresión perfecta de su interior, ella así lo imaginaba cuando le susurraba en la oscuridad.
Unas líneas muy sutiles,  en las comisuras de su boca,  dibujaban una leve sonrisa que se hacía más evidente cuando su pecho se llenaba de vida, de aire y se distendía cuando su cuerpo se vaciaba.
Ella acercó su oído y sin apoyarse, tan solo rozando la piel desnuda de su compañero, cerró los ojos y se concentró en el sonido de su respiración. Inspiraba y espiraba, pausada y profundamente, y le recordó a otro sonido que también le había cautivado a lo largo de  su vida, el de las olas del mar.
El mar también inspiraba y espiraba.  Al mar también se le escuchaba respirar. Y ambos sonidos la mecían, la tranquilizaban, hasta llevarla a un estado de letargo, de ensoñación en la que su mente divagaba llena de fantasía, guiada por la inspiración.
De pronto, un movimiento brusco la interrumpió. La mano de su hermana la zarandeaba y, de un salto, se levantó. Al escuchar la noticia, su corazón dio un vuelco y se encogió. Su estómago quedó hecho un nudo y, sin quererlo, vomitó. Las piernas le temblaron y su vista se nubló, pero al pensar en lo que le habían contado, sacó las fuerzas y huyó.
Corrió despavorida entre los matorrales, intentando olvidar lo que había pasado. No quería recordarlo, pero no podía evitar imaginarle en esa dolorosa situación. No se lo merecía, ¿quién se lo merece?, pensó. Quería haber estado con él en aquel momento y poder despedirse como quería o haberse ido con él, ¿por qué no?.
Avanzó velozmente entre el follaje, hasta que una rama le golpeó. Una brecha se abrió en su mejilla, pero no le dolió. Sufría más con la herida abierta que había en su corazón. Se paró en seco y apretó el corte de su rostro y, de pronto, sintió el dolor. Vio su mano manchada de sangre y sintió alivio pues ahora el corte latía afligido más que su interior. Tan sólo fueron dos segundos de distensión, porque la imagen de su compañero ausente a su mente volvió. Y siguió corriendo desesperada, sin apenas aire, hasta que el final de la tierra se lo impidió.
Frenó en seco y contempló el acantilado, salvaje y escarpado, y las feroces olas rompiendo contra los riscos,  como si estuvieran también furiosas por lo que había ocurrido.
La joven sintió el impulso de tirarse y poner fin al inmenso sufrimiento que le separaba para siempre de aquel a quién amó.  Y en un intento desesperado de respirar el aire que le faltaba, lo consiguió. Sus pulmones se llenaron de oxígeno y un grito desgarrador salió de sus entrañas. Rompió a llorar desconsolada y entre alaridos y lágrimas cayó al suelo, agotada.
Era su forma de expresar la rebelión que había decidido iniciar contra la naturaleza,  la misma que había querido arrebatárselo cuando eran tan felices, cuando tenían todo lo que una persona puede desear. Y cuando dejó de concentrarse en a aflicción de su pecho y se fue relajando,  sucedió.
Una imagen tras otras fueron reproduciéndose en su mente. Atraídas por su conciencia, rescató momentos del pasado y pudo verle otra vez. Su rostro nítido y claro como cuando lo tenía delante. Esa sonrisa que tantas veces la habían provocado carcajadas. Aquellos labios que siempre la habían llevado a un estado de ebullición.
Observó sus manos, ésas que nunca olvidaría, las que la habían ayudado, una y otra vez, a superar los momentos difíciles. Y estudió esos ojos, de los que se había enamorado una vez hace muchos años,  tan inocentes  y tiernos, tan llenos de vida, impregnados de ese brillo nacarado que le llenaba el alma de gozo. Respiró su aroma, sintió su aliento y sonrió.
Lo percibió con la misma sinceridad y profundidad con la que se viven las cosas. Le escuchó reír y cantar. Le contempló leyendo, haciendo bromas y bailando, sin pestañear.  Analizó lo que estaba aconteciendo y se dio cuenta de que no debía de sufrir más.
El no la había dejado sola, ni desaparecería nunca porque vivía dentro de ella. “Aquí me encontrarás", escuchó la voz de su amado diciéndoselo y sin poder evitarlo volvió a llorar.  Pero ya no de dolor, sino de alegría al comprender que era verdad.
Todo lo que habían vivido, todo lo que habían hablado, no se desvanecería nunca, nadie se lo podría arrebatar, porque eran huellas indestructibles que nacían en su conciencia y en su alma para toda la eternidad.
Así son los recuerdos,  un regalo de nuestra existencia, un bien divino dónde los haya. Nos permite revivir momentos una y otra vez, tantas como queramos, escapar del tiempo y flotar en el universo de nuestra esencia, de nuestras experiencias.
Después de pensar en ello,  la joven se sintió agradecida por ser portadora de este don casi mágico, porque aunque el ya no estuviera presente, estaría con ella siempre en la intimidad de su memoria.
Los sentimientos, a la muerte, sobreviven y por eso decidió que plantaría allí un árbol. El árbol de la vida que desafiaría a la gravedad, elevando sus brazos hacia el cielo, igual que ella desafiaría a lo perecedero sembrando allí la semilla inmortal de su amor.
 Fin

miércoles, 31 de agosto de 2011

La pérdida es la búsqueda, la búsqueda el encuentro IIparte


 
Mati Klarwein, la anunciación

La joven se despojó de las ropas que le cubrían, dejando su cuerpo desnudo, arropado únicamente por el aire de la cueva, como si fuera el aliento de la tierra, que le soplaba para darle calor. Introdujo un pie en la laguna de verdes aguas y, poco a poco, se sumergió siendo consciente de lo que hacía, un viaje hacia su interior.

Permaneció varios minutos bajo el agua, con los ojos cerrados y aguantando las respiración. Quería llegar hasta el fondo y dejarse llevar por los sentidos, la mente y el cuerpo, para desentrañar las causas ultimas que convertían las sensaciones en conocimiento de su yo. Esa era la verdadera forma de pensar, comprendió.

Bajo el agua se desprendió de sus dolores y sufrimientos, del inmenso peso de la soledad, al advertir que eran fruto del desconocimiento, que con ese viaje a lo profundo dejaría para siempre atrás. Abandonó la oscuridad que la colmaban y se llenó de la energía y la luz que salía a borbotones desde lo hondo de la laguna. Cuando tocó con el pie el alma de la tierra, se impulsó para volver a la superficie y juró que no volvería a huir de si misma.

Al salir, sintió como si hubiera despertado de un profundo sueño en el que parecía haber estado inmersa durante una eternidad. Contempló su cuerpo de mujer, voluptuoso y armónico, lleno de curvas en movimiento como las de una serpiente y sintió la lucidez de haberse quitado el velo. Ese humo sutil que le impedían reconocer la potencia femenina que había en sus adentros.

La energía sensual, luminosa y brutal que puebla la tierra era la misma que sentía burbujear en todos los poros de su cuerpo. Y fue consciente del punto en el que la fuerza creadora había penetrado para fecundarla y beber de su sangre, desparramándose por todo su ser, para no abandonarla jamás.

De esta forma tuvo lugar el encuentro absoluto con sus inquietudes intelectuales y sensoriales, y la asimilación de su personalidad sexual volcánica. A partir de entonces se sintió libre, tanto como el agua del mar y la lava que escupen los cráteres y nunca más volvió a reprimirse, ni dejó que sus miedos, vergüenzas y supersticiones robaran espacio a su verdadera esencia.

La joven, despierta y más viva que nunca, salió de la gruta. Las lechuzas sonrientes le esperaban para acompañarla el resto del camino y hacerla beber de la sabiduría que ellas transportaban. El bosque, de pronto, se volvió luminoso, lleno de belleza y colores, demostrando la fértil alegría que en el reinaba, cuando la persona se atreve a recorrerlo bajo el destello de sus entrañas.

Así,  nunca más se sintió sola, sino cosida al vientre de la madre que hacía posible la vida. Como una pieza más del complejo mundo que es la existencia, y unida a la energía creadora que la identifica.
Fin

lunes, 29 de agosto de 2011

La pérdida es la búsqueda, la búsqueda el encuentro


Mati Klarwein, Nativity

La joven se halló inmersa en un universo desconocido. Estaba acostumbrada, desde pequeña, a disfrutar de los placeres que la vida y los sentidos le proporcionaban, cuando un día, de pronto, dejó de entusiasmarse por lo que le rodeaba.

Se encontró perdida. Sumergida en una esfera de hastío emocional en la que nada de lo que veía o sentía le proporcionaba gozo alguno. En ese periodo de oscuridad por el que vagaba, con pesimismo existencial dejó de confiar en los humanos, en si misma y en la belleza de las cosas.

Inmersa en la espiral infernal comenzó un viaje de búsqueda sin saber bien a dónde se dirigía. Cuando el corazón está perdido en la niebla, y la vista no alcanza a ver con claridad, la vida, de pronto, carece de sentido. Cuando nada te conmueve y todo resulta indiferente el deseo de conocer, el que mueve a la vida, desaparece y llega la desesperación.

Así la joven corrió, huyendo de la ciudad llena de estímulos y vacía de contenido. Y llegó al bosque misterioso, siniestro, oscuro, impenetrable, arrastrada por un impulso, no sabía aún si de vida o de muerte. Se quedó paralizada al encontrarse ante aquella masa de árboles enormes, frondosos, todos diferentes pero iguales al mismo tiempo, naciendo de la lava negra que se había asentado abrupta, casi inaccesible, en las faldas del volcán.

Se había perdido, pero no sintió temor al encontrarse con aquella fértil oscuridad. Miro hacia atrás, por dónde había venido y no encontró nada, miró hacia el frente y contempló aquel bosque. Se sentó a pensar y cogió una piedra. La tocaba concentrada y valoró las dos direcciones intentando descubrir hacia dónde le llevaba su instinto.

Se dio cuenta de algo que estaba claro. El camino por el que había venido era el camino del desconocimiento de aquello que le frustraba y le sumergía en el dolor. El bosque resultaba algo lúgubre pero los lugares solitarios y misteriosos siempre le habían causado curiosidad. Esa misma curiosidad que había dejado de sentir hacía tiempo fue la que le impulsó a entrar en aquella selva en la que siempre era de noche.

Cuando penetró en la espesura un escalofrío recorrió su cuerpo, pero le pareció reconfortante. Escuchaba la voz de la noche y los susurros de aquellos árboles milenarios. Lo que tenían que decirle, sólo ella lo podía descifrar, cuando al mirar hacia sus adentros tuviera el valor de enfrentarse a la verdad. Los rugidos de aquellos troncos parecían entonar una melodía ritual. Todos ellos a tres voces, cantaban acompañados del ruidos de las hojas y las ramas al chocar, aplaudiendo a la noche y a la tierra que les había reservado aquel sombrío lugar.

Tan cómoda se hallaba que no se dio cuenta de cuanto estaba penetrando en el bosque, cuando se percató de que a su alrededor ya no había nada, más que oscuridad. No sabía a dónde dirigirse y decidió esperar a que su corazón le dictara lo que debía hacer. De pronto, el reclamo de las lechuzas llamó su atención, y siguiendo los chillidos de las rapaces nocturnas llegó a la gruta en cuya entrada se encontraban. Todas ellas elegantes y rebosantes de sabiduría la miraban vacilantes como si analizaran si era digna de penetrar en la gruta. La joven sintió un temor incontrolable que hacia que sus piernas temblaran. 

La gruta era profunda e irregular, alta y estrecha como si fuera el acceso mismo al centro de la tierra, a las entrañas del volcán.

Tras invadir el horror su cuerpo y su mente,pareció relajarse y de esa forma consiguió dominarse. Fue en ese momento cuando todas las lechuzas volaron y cogieron piedras del suelo para hacer un camino que llegaba hasta la entrada de la cueva. Comprendió cual debía ser su dirección. Más tarde se alegró al adivinar que si estaba atenta, todo lo que le rodeaba parecía hablarle, dándole pistas del camino que debía tomar. Es el lenguaje de la madre pensó y llena de deseo en la cueva se adentró.

Avanzó unos metros y un brillo cegador descubrió al final, que parecía estar muy lejos, a kilómetros de distancia de la entrada. A medida que fue avanzando un murmullo insólito, similar a un zumbido de abejas, parecía provenir de aquella luz cada vez más brillante.

A medida que andaba resultaba imposible abrir los ojos y el zumbido se hacía más fuerte, aunque aún indescifrable. Así anduvo un día y una noche, sin que ella misma lo supiera, hasta que el zumbido se convirtió en una voz femenina y estimulante que le decía que llegara hasta el final.

Sus manos cubrían sus ojos, pero de pronto la luz que se colaba por sus dedos se volvió más tenue. Se destapó y vio una laguna de agua azul verdosa que desprendía destellos nacarados. Era lo más bello que había visto nunca y su cuerpo y su mente se llenaron de gozo. Se acercó hasta el borde, se inclinó para tocar el agua y encontró aquello que llevaba tiempo buscando. Vio su imagen reflejada y comprendió que era a sí misma a quién buscaba.

Continuará...


domingo, 21 de agosto de 2011

Vacaciones en el mar






Ella siempre se había sentido incómoda entre la gente que la rodeaba. La hipocresía colmaba sus almas y la pose era un modo de vida en el que parecían sentirse más que cómodos. Ella no compartía estos rasgos, sin embargo, siempre se había tenido que relacionar con esa gente entre la que no se hallaba. Esto ocurre a menudo pues uno no elige dónde nace... 

Sentía un amor profundo hacia su familia y las salidas en el barco de los amigos de su padre le importaban más bien poco, si no fuera porque tenía que escuchar aquellas conversaciones…

Hacía un día maravilloso. El sol brillaba en lo alto y sus rayos penetraban en el mar que emitía destellos como si se pusiera contento, cada mañana, al verlo. La brisa era suave y agradable, y el viento zarandeaba las velas provocando un silbido peculiar. Ella estaba concentrada en esos pequeños detalles que pasaban desapercibidos ante los ojos de cualquiera de los comensales, excepto para su padre que también contemplaba las velas contonearse al ritmo de las olas. 

Sonrió complacida al verle, pues sabía que había alguien más en aquella cubierta que valoraba las cosas que eran realmente muy importantes. De pronto, una voz interrumpió su trance. Todo el mundo parecía estar interesado en saber cuándo se echaría un novio…ella pensaba que aquella pregunta era una estupidez, pues   ocurriría cuando tuviera que ocurrir, cuando el amor fuera de verdad y no como el de la mayoría de la gente, un contrato de comodidades y conveniencias varias. Salió del paso con una respuesta educada y sutil, aunque  nada inocente...

Tan sólo dos cosas le ayudaban a soportar aquellas eternas veladas en el barco, el vino y el mar. Se dirigió a la popa del barco y observó concentrada la estela que dejaba como rastro.

Siempre se había sentido atraída por el mar y sus prodigios naturales. Desde pequeña acostumbraba a bucear agarrada del pie de su padre que le guiaba. Él le había descubierto toda clase de peces y moluscos que en las profundidades marinas habitaban.  Entonces comenzó a divagar acerca de lo cómoda que se sentiría allí abajo. Siempre se había sentido como una de esas criaturas abisales que viven en la oscuridad y que poseen una belleza peculiar a pesar de su excentricidad.

El mar y sus misterios siempre le habían parecido la mayor fuente de creatividad que existe y que nadie había imaginado. Nunca había observado bajo el mismo techo tal número de formas, colores y estampados sin igual. Cuando era niña,  acostumbraba a pensar que  dios era un artista por haber creado todo eso, ahora en cambio, a sus 26 años de edad, se había dado cuenta de que la verdadera artista era la madre tierra. La creación misma personificada, con toda su belleza y esplendor,  se encontraba en aquellos fondos.

Terminó su copa de vino y supo que quería más. Se acercó a la mesa con una sonrisa y se percató de que le estaban hablando pero ella solo escuchaba el susurro del mar. Rellenó su copa y volvió a la popa en la que se encontraba más a gusto que en ningún otro lugar. Siguió bebiendo e imaginando lo bien que se debía vivir allí debajo, con techo de agua y  suelo de coral.

Tres copas después le pareció escuchar un canto de sirena y una mujer desde las profundidades comenzó a llamarla. Atraída por aquellos murmullos, se inclinó para escucharlos atentamente y se dejó arrastrar por la fuerza de la gravedad.

No sentía miedo, todo lo contrario,  se había mimetizado con las olas,  convirtiéndose ella misma en fluido marino.  Un sinfín de peces de colores se acercaron a ella, arropándola y acariciándola,  cual abrazo de la misma Tetis, una ninfa del mar. Ella se sentía plena y llena de gozo y de allí no quería salir nunca más. Dejó que su peso la llevara hasta tocar el fondo y comenzó a reflexionar al ver la cantidad de especies que  vivían en calma, felices, queriéndose hasta la eternidad. Se preguntó porqué los humanos no podían ser como los animales y vivir el momento, amando de verdad.

Un pececillo azul con lunares amarillos se acercó a darle besos por todo el cuerpo como si su piel quisiera hacer brillar. Tan sólo a unos milímetros de su rostro, se miraron durante varios segundos. Una boca grande como su cabeza apareció de la nada y engulló a aquella criatura del mar.  Así  la joven comprendió por qué los animales podían vivir el día a día sin poses, ni represiones. La ley de la naturaleza les impedía perder el tiempo en cosas insustanciales. La vida era demasiado corta, bella e intensa como para desperdiciarla ni un sólo segundo.

Conmovida por aquel pez y su existencia fugaz, comenzó a percatarse del error que había cometido. Todos queremos vivir una vida exenta de sufrimiento y  preocupaciones, pero si nos pasamos los días abrumados por estos inconvenientes no dejaremos espacio en nuestra pisque para el placer y el gozo. Para ser felices de verdad.  ¿Qué más daba que, en ocasiones, tuviera que juntarse con personas que no valoraban como ella los pequeños detalles, si ella misma los valoraba?,¿Que importaba que el mundo fuera, en ocasiones, injusto si el resto de los días era tan bello que llegaba a conmover?.


Entonces pensó en su padre, esa persona que todo se lo había dado,  que todo se lo había enseñado y quiso salir del agua.  Pero ella misma ya era agua y su cuerpo inundado pesaba demasiado para salir a la superficie. Estaba agotada, sus brazos y piernas,  no parecían responder a lo que su corazón le dictaba. Quiero vivir gritaba en el silencio de las profundidades del mar, quiero vivir, gritaba sin parar.

De pronto, de una gruta comenzaron a salir burbujas. Tras aquella cortina de aire en esferas pareció dibujarse la sombra de una gran almeja rosada que abría y cerraba su concha intentando que la joven respirara. Esforzándose en absorber el oxígeno que aquella concha le proporcionaba, una mano le agarró del brazo y en unos segundos estaba de nuevo en la superficie. Una gran bocanada de aire dio de nuevo vida a aquel cuerpo lleno de agua y cuando abrió los ojos vio a su padre que la reanimaba.  Cuando la subieron a cubierta su padre le explicó lo que había pasado, te ha dado un golpe de calor y te has caído al agua cariño, pero ya pasó.


Ella se entristeció porque sabía lo que había pasado. No había sido un accidente, sino un impulso de muerte lo que le había arrastrado hasta el fondo del mar. Pero prefirió no decir nada porque se juró a sí misma que nunca volvería a pasar. Entonces abrazó a su padre y le pidió que la sacara de allí. Desde ese día nunca más sintió a Tánatos, sino a un Eros rebosante de energía vital. Así, desde entonces, exprimiendo el día a día y disfrutando del esplendor que la vida proporciona, encontró el amor y la verdadera felicidad.


Fin

sábado, 20 de agosto de 2011

Desde las entrañas del volcán y La Caja del Diablo

Diseño por Marina Molares


En las profundidades del mar tembló la tierra. Explosiones de pasión y lumbre se esparcieron por el fondo. Corrieron con la libertad que la colma y danzaron a su ritmo, el de la creación. Así emergió del agua, impulsada desde las entrañas del volcán y asomó su rostro que se convertiría en paraíso terrenal. Negra como ala de cuervo. Dura y escarpada, su piel dibujó los perfiles, demostrando la belleza que en ella residía. Hespérides. En su interior los latidos levantaron los cuchillos de piedra que peinan las montañas. Cruzan las laderas como grandes muros construidos por un antiguo gigante y, a su antojo, acogen el mar de nubes que vuelve a fecundarla. El bosque verde absorbe la vida y en un acto mágico, de los árboles llueveSon gotas de fértil alegría que más tarde sembraron los profundos barrancos y los valles. Así les cobijaría. Territorio salvaje, ardiente y abrupto, en principio hostil para asentarse. También mágico y sutil en su corazón de fuego esconde un secreto agonizante, sólo revelado a quienes tienen el valor de acercarse. Canarii. Es el lenguaje de la madre que se traduce en sus prodigios naturales, recortados por la potencia del inmenso azul, se establece la lucha de elementos que da vida a la vida. Arrastrada por la fuerza del cosmos, así llegó la joven a la tierra de los volcanes. En silencio, escuchando la excitación que palpita con energía, llena de fuego y frenesí descubrió, contemplando el paisaje, el amor que la madre tierra engendró allí”. 


Marina Molares:http://marinamolares.tumblr.com/


La caja del diablo: http://entraenlacajadeldiablo.tumblr.com/post/9100929429/desde-las-entranas-del-volcan

viernes, 19 de agosto de 2011

Cadáver Exquisito de Verano

Image by Jesse Treece
El amor está en todas partes, la tierra misma es un acto de amor. Las estrellas, el agua que brota, el viento que mece las flores, los animales que se respetan unos a otros...y, sin embargo, yo me obceco en reprimir esos actos, como si acaso no mereciera vivirlos, como hace todo ser vivo sobre la madre tierra...

De ella venimos y a ella vamos, no hay otro destino que ese, si acaso existe un destino. A veces es más fácil achacar los cambios de circunstancias a el, para no aceptar tan facilmente que las circunstancias cambian sin que tengamos nada que hacer... 

¿Pero que hay de malo en eso? sin cambios la vida sería poco emocionante y nuestro crecimiento, probablemente limitado. Nos superamos a nosotros mismos cuando nos vemos cara a cara con los obstáculos, y gracias a eso, avanzamos. Es en estos momentos, y en la interacción con los demás, cuando nos descubrimos de verdad. El miedo a los cambios es algo que hay que superar y hacer como los leopardos, ser ágiles, inteligentes, adaptarse y desaparecer en la oscuridad...

La oscuridad es un lugar apropiado para la reflexión. En el encuentro con uno mismo, en las profundidades de la noche, cae el telón. Entonces podemos darnos cuenta, aunque a veces duela, de que, probablemente, el amor no es más que algo subjetivo y que, por tanto, su forma ideal, la que persigo y anhelo, no existe como tal.  Puedo ver las nubes descender por la falda de la montaña, arrastradas por los aliseos. Puedo  ver como cambia el cielo del día a la noche. O cómo el sol se esconde para dejar paso a la luna. Sin embargo, no puedo ver como el amor sale de mi para entrar en el alma de la persona amada, ni siquiera puedo ver que rostro tiene el amor, si acaso tuviera rostro...

Dicen que el rostro es el espejo del alma. Yo prefiero pensar que el alma es más libre y que, por eso, no se puede ocultar tras ningún rostro. Tan solo los ojos, cuando son sinceros, rebelan ciertos matices, colores de nuestro espíritu. La mirada es algo misterioso. Pero el alma es mucho más profunda que todo eso. Probablemente, ese sea uno de los motivos por los que no ahondamos más y, muchas veces, nos quedamos en la superficie de nuestro ser, cuanto más infinitamente con respecto a los demás. A mi alrededor veo constantemente la falta de un espíritu curioso que nos haga interesarnos por el ser humano, casi puedo afirmar con total certeza, una de las esencias mas complejas y sutiles que hay sobre la faz de la tierra...

¿Consistirá en eso el amor?, ¿En ese espíritu explorador y curioso que te hace traspasar tus profundidades para ahondar en las de la persona amada? Es ese deseo de penetrar en otras profundidades paralelas y desconocidas pero que atraen de una forma casi inconsciente. Como quien cose dos almas con hilos invisibles que, aunque estén separadas por miles de kilómetros y pasen las circunstancias que pasen, siempre caminarán de la mano. Como si ambas almas hubieran echado raíces en la misma tierra, lo que las hace de algún modo gemelas, pero más libres y más felices cuando son consciente de este hecho. El amor y la madre tierra hablan el mismo lenguaje. Es el lenguaje de la creación, un mensaje cifrado, perfecto, que sólo afinando nuestro espíritu podemos llegar siquiera a adivinar...

La observación es uno de los mecanismos para descifrar este lenguaje. La contemplación de la vida y de nuestro entorno nos da las claves para entender los ciclos por los que todo se guía, incluso, nosotros mismos.¿Por qué cuando estamos en contacto con la naturaleza en su estado más puro las tensiones desaparecen?. Tal vez porque nuestro inconsciente conecta con estos detalles y, de alguna manera, nos los hace comprender.  Es sutil y complejo, pero es así. El lenguaje de la madre tierra está ante nuestros ojos, sólo hay que querer descifrarlo y tener el espíritu curioso que hace avanzar hacia las capas interiores. Lo vemos en la forma de las caracolas, en los remolinos que hace el agua del mar, en los remolinos del viento, en las serpientes enroscadas. Es la espiral, a mi parecer, la forma de la belleza y del amor, la infinitud, pero al mismo tiempo el eterno retorno. La espiral es la forma evolutiva de las profundidades del ser. Siguen siendo círculos concéntricos,pero que se rompen de alguna manera, porque si no fuera así, no evolucionaríamos, ni creceríamos, ni nos realizaríamos, pero que nos hace revivir experiencias una y otra vez, aunque a otro nivel...

Sin embargo, en un momento como el de ahora, en el que el "progreso" nos ha empujado al declive de los valores humanos, y que por tanto nos hacen ser lo que somos, me pregunto si acaso eso de realizarnos y crecer, se convierte en una ilusión vacía o peor aún, se trataba de una realidad que hemos vaciado convirtiéndola en ilusión. En este caso, no puedo pensar en círculos concéntricos como modo de representar nuestra existencia, sino en una espiral que desciende, que se cae, como forma de dibujar la involución ante la que nos encontramos inmersos, todos, inevitablemente. Estamos en un momento crítico que me preocupa aunque ya no dejo que me quite el sueño, ni que ocupe demasiado espacio en mi corazón. Es lo que querrían los cuatro de siempre, los que mantienen sus posiciones privilegiadas Que nuestras energías se consuman y la oscuridad apague nuestras fuerzas para así redimirnos a su voluntad y sus afán de dominación. Siempre he pensado que la tierra es un lugar con alma sensible e inteligencia, en ese caso, tal vez hemos llegado al momento en que esta tierra que todo nos lo ha dado, con la que hemos intentado echar un pulso, empiece a "cobrarnos" todos los destrozos que le estamos ocasionando. Lo que falta es que nos demos cuenta, realmente y lo interioricemos, como una verdad y no sólo como una cuestión teórica, de que jugársela a la madre, destrozar este sitio en el que vivimos, es sólo un destrozo hacia nosotros mismos. Tanto hemos sabido interiorizar la moral "social", esa que nos culpa por ser seres sexuados que quieren salir del futuro que sólo a unos pocos les interesa que sigamos, que nos hemos olvidado de nuestra verdadera conciencia, esa con la que nacemos todos, afortunadamente, que nos impulsa a la vida, a la creación  y la búsqueda de la verdadera felicidad...

Dicen que quién nada espera, nada sufre, pues no se desilusiona al no conseguir aquello que esperaba. Es una postura que he intentado adoptar en ocasiones...pero en la que, después de todo, no confío lo más mínimo. ¿Cómo no vamos a esperar nada? Y no me refiero tanto a esperar algo de alguien, aunque si de ciertas personas con las que se establece un vínculo mágico que por más que nos empeñemos en ocultar, brilla con luz propia. Me refiero a uno mismo, a la vida en si. ¿Cómo vamos a vivir sin esperar nada de la vida?, en ese caso nos dejaríamos arrastrar por la corriente, que acabaría ahogándonos. Tampoco me refiero a luchar contra las fuerzas de la naturaleza, pues también acabaríamos ahogándonos. Me refiero al equilibrio de ambas. Eso es lo que espero de la vida. Luchar por conseguir mis metas cuando la marea me lo permita y reunir fuerzas cuando la corriente no me deje pasar. En definitiva, movernos, y no conformarnos con simplemente, flotar...


Somos los únicos seres dotados de conciencia, aún así en muchos aspectos los animales me parecen más inteligentes, tal vez la palabra sea más prácticos, en cualquier caso más felices, que nosotros. No hay más que fijarse, no hay más que verlos. Su capacidad de adaptación, su instinto de supervivencia, su capacidad de exprimir la existencia, su forma de experimentar la sexualidad y la vida en pareja...puede que se coman menos la cabeza o se acaben comiendo unos a otros, pero son felices plenamente mientras viven. ¿Alguien se atrevería a poner la mano en el fuego para decir lo contrario?. Excepto aquellos a los que le aqueje algún mal, aquellos que viven encerrados, o aquellos a los que la mano del hombre ha querido moldear vaciándoles de su instinto, el resto viven en orden y armonía con respecto a su especie y la madre que les da cobijo. ¿Por qué nos complicamos tanto entonces nosotros?¿por qué esa tendencia al sufrimiento y a poner nuestra vida en peligro una y otra vez? ¿ O por el contrario porque vivimos conformándonos con todo, sin arriesgar creyendo que vivir la vida es tan solo gozar de seguridad?...¿no será que también a nosotros ha intentado moldearnos alguien, algo, vaciándonos de nuestro instinto? la raíz de todo está ahi. 


Es el principio y el fin de la espiral, sólo hay que sentirla, sólo hay que dejarse llevar por ella. Nosotros poco podemos influir sobre los ciclos que la tierra marca...cuando comprendemos esto no se malgastan energías luchando en contra de la corriente a la que no podemos vencer. No se trata de conformarse, sino de estar por encima de las circunstancias y ser pacientes y conscientes de que al igual que llega una racha, se va. A medida que vamos creciendo nos damos cuenta de que la vida, la espiral, no es más que un complejo de círculos concéntricos que se levantan...es el eterno retorno por el que viviremos las mismas experiencias, una y otra vez, desde otro nivel. A medida que vamos aumentando niveles, escalando en los círculos y desentrañando las causas últimas, las emociones y sensaciones se van convirtiendo en conocimiento que adquiere contenido y conforman nuestra existencia...