Desde las entrañas del volcán

Desde las entrañas del volcán
Blog-experimento. Espacio onírico. Utopía en proceso de construcción. Soy comunicadora audiovisual, guionista, escritora, feminista, militante de lo colectivo, artista, activista, anticapitalista y hechicera de la revolución. Colaboro con varias publicaciones y me apunto a un bombardeo. Para propuestas amorosas y proyectos contacta conmigo: garcialopez.alejandra@gmail.com

jueves, 29 de enero de 2015

-El Eterno Retorno-

Mujeres rapadas, víctimas de la represión franquista. El fascismo, igual que el resto de los regímenes patriarcales, se sostenía sobre la dominación de las mujeres. Hoy en día siguen haciéndolo. En los últimos veinte años 1.500 mujeres han sido víctimas de la violencia de género en nuestro país. 



Adorada madre y queridas compañeras: 

Escribo esta carta en horas desdichadas y presa de la angustia. Disculpen el desorden de mis palabras, pero en este momento aciago los pensamientos y las emociones se desbordan como un torrente en mi pecho. Presiento, amigas mías, que el pesado manto de una larga noche va a cubrir todas las esperanzas e ilusiones por las que hemos estado luchando. Queríamos el pan para nuestros hijos y la dignidad para nuestras familias, pero las fuerzas reaccionarias no han consentido nuestras justas reclamaciones. A ti, madre, te pido que seas fuerte y no tengas pena por mi marcha, ni dudes tampoco de mi inocencia. Ninguno de mis actos merece reproche.

Vislumbro las linternas de ésas sabandijas acercándose por el camino viejo. Escucho sus disparos anunciando mi muerte y la de mi hija y recordando la de mi marido y la de otros tantos y tantas que ya están siendo ajusticiados por manos asesinas. Presagio de dolor y sufrimiento: ¡Cuántas historias enterradas y cuántas mujeres deshonradas dejará a su paso esta sangrienta procesión que inicia estos días su ronda macabra!

Estos que se dicen hijos de dios no traen más que muerte y dolor. Nos sacan de nuestras casas anunciando el exterminio de los desalmados. Pero no hay nada más desalmado que el fascismo. Un mal augurio se ha apoderado de mi alma, madre. Seremos nosotras las más perjudicadas de este vil alzamiento. Si hay algo peor que la violencia contra el hombre es la violencia contra la mujer. Nos violaran, nos vejarán y reprimirán todos los derechos que hemos ganado. Su corazón infecto no tendrá compasión con nosotras, pues nada teme más que nuestra libertad.

Barruntan los mezquinos que nuestro coraje de mujer ha sembrado las semillas del mañana, el aliento de una sociedad más justa y más hermosa, una sociedad en la que mujeres y hombres seamos iguales. Y lo más peligroso es la forma en la que nos amedrantan. En esta cruzada moral, arrebatan la honradez y la inocencia de muchas muchachas que callan por miedo a denunciar o por vergüenza de contar las aberraciones que han sufrido. Igualmente las hay que por no prestarse al encuentro han sido fusiladas como Benita, Rosa, Carmencita y Concha y como, pronto, también lo seré yo.

Se va haciendo tarde, madre. Los disparos se acercan, oigo ruidos de motores, verjas abriéndose y gritos de familias a las que están arrancando la vida de las manos. A las puertas de la muerte, lanzo este mensaje al futuro para que no olvidemos y se anden con cuidado los hombres cuando perciban la pestilencia fascista. Y ustedes, mujeres, sean desconfiadas. Tengan los ojos bien abiertos porque detrás de los corderos verán las orejas de los lobos. Y sean fieles entre ustedes, no se traicionen nunca, porque el odio entre nosotras será el principio de su victoria.

Guardemos nuestra casa, La República, ése vientre materno que cobija y nos mantiene juntas en la lucha. Porque La República es mujer. Por eso no estés triste y cuida de éste pueblo que también es hijo tuyo y no te sientas sola porque habrá muchos niños que ahora te necesiten. Los niños, madre, los niños son lo más grande que tenemos.

Que no se olvide esta guerra injusta que se inicia hoy contra los que hemos luchado por la emancipación. Habremos conseguido la verdadera libertad, esa que anhelamos, cuando no haya en este país mujer despreciada por el hecho de serlo. Ruego a todos ustedes, compañeras y compañeros, que tengan, de ahora en adelante, la necesaria conciencia feminista y republicana que impida el avance de la hegemonía falangista. Y, si hace falta morir, moriremos con orgullo y dignidad porque estamos seguras de la justicia de nuestra lucha. Rendirnos, jamás.

Ahora que llega el tumulto a las puertas de la ciudadela, cuanta falta me hacen estas palabras de nuestra valerosa camarada:

"Y cuando la mujer lucha, ¡pobre de los cobardes, desgraciados traidores, porque sabemos vengarnos con todo el coraje de una hija del Teide!”

Besos y abrazos de tu hija y de tu nieta. No nos olviden.

Amada Lorenzo




Relato elaborado para el catálogo de la exposición "Memorias de Contrabando".

No hay comentarios:

Publicar un comentario