Desde las entrañas del volcán
jueves, 29 de enero de 2015
-El Eterno Retorno-
Adorada madre y queridas compañeras:
Escribo esta carta en horas desdichadas y presa de la angustia. Disculpen el desorden de mis palabras, pero en este momento aciago los pensamientos y las emociones se desbordan como un torrente en mi pecho. Presiento, amigas mías, que el pesado manto de una larga noche va a cubrir todas las esperanzas e ilusiones por las que hemos estado luchando. Queríamos el pan para nuestros hijos y la dignidad para nuestras familias, pero las fuerzas reaccionarias no han consentido nuestras justas reclamaciones. A ti, madre, te pido que seas fuerte y no tengas pena por mi marcha, ni dudes tampoco de mi inocencia. Ninguno de mis actos merece reproche.
Vislumbro las linternas de ésas sabandijas acercándose por el camino viejo. Escucho sus disparos anunciando mi muerte y la de mi hija y recordando la de mi marido y la de otros tantos y tantas que ya están siendo ajusticiados por manos asesinas. Presagio de dolor y sufrimiento: ¡Cuántas historias enterradas y cuántas mujeres deshonradas dejará a su paso esta sangrienta procesión que inicia estos días su ronda macabra!
Estos que se dicen hijos de dios no traen más que muerte y dolor. Nos sacan de nuestras casas anunciando el exterminio de los desalmados. Pero no hay nada más desalmado que el fascismo. Un mal augurio se ha apoderado de mi alma, madre. Seremos nosotras las más perjudicadas de este vil alzamiento. Si hay algo peor que la violencia contra el hombre es la violencia contra la mujer. Nos violaran, nos vejarán y reprimirán todos los derechos que hemos ganado. Su corazón infecto no tendrá compasión con nosotras, pues nada teme más que nuestra libertad.
Barruntan los mezquinos que nuestro coraje de mujer ha sembrado las semillas del mañana, el aliento de una sociedad más justa y más hermosa, una sociedad en la que mujeres y hombres seamos iguales. Y lo más peligroso es la forma en la que nos amedrantan. En esta cruzada moral, arrebatan la honradez y la inocencia de muchas muchachas que callan por miedo a denunciar o por vergüenza de contar las aberraciones que han sufrido. Igualmente las hay que por no prestarse al encuentro han sido fusiladas como Benita, Rosa, Carmencita y Concha y como, pronto, también lo seré yo.
Se va haciendo tarde, madre. Los disparos se acercan, oigo ruidos de motores, verjas abriéndose y gritos de familias a las que están arrancando la vida de las manos. A las puertas de la muerte, lanzo este mensaje al futuro para que no olvidemos y se anden con cuidado los hombres cuando perciban la pestilencia fascista. Y ustedes, mujeres, sean desconfiadas. Tengan los ojos bien abiertos porque detrás de los corderos verán las orejas de los lobos. Y sean fieles entre ustedes, no se traicionen nunca, porque el odio entre nosotras será el principio de su victoria.
Guardemos nuestra casa, La República, ése vientre materno que cobija y nos mantiene juntas en la lucha. Porque La República es mujer. Por eso no estés triste y cuida de éste pueblo que también es hijo tuyo y no te sientas sola porque habrá muchos niños que ahora te necesiten. Los niños, madre, los niños son lo más grande que tenemos.
Que no se olvide esta guerra injusta que se inicia hoy contra los que hemos luchado por la emancipación. Habremos conseguido la verdadera libertad, esa que anhelamos, cuando no haya en este país mujer despreciada por el hecho de serlo. Ruego a todos ustedes, compañeras y compañeros, que tengan, de ahora en adelante, la necesaria conciencia feminista y republicana que impida el avance de la hegemonía falangista. Y, si hace falta morir, moriremos con orgullo y dignidad porque estamos seguras de la justicia de nuestra lucha. Rendirnos, jamás.
Ahora que llega el tumulto a las puertas de la ciudadela, cuanta falta me hacen estas palabras de nuestra valerosa camarada:
"Y cuando la mujer lucha, ¡pobre de los cobardes, desgraciados traidores, porque sabemos vengarnos con todo el coraje de una hija del Teide!”
Besos y abrazos de tu hija y de tu nieta. No nos olviden.
Amada Lorenzo
Relato elaborado para el catálogo de la exposición "Memorias de Contrabando".
La semilla del Diablo
En la envidia, la competencia, la traición y, en definitiva, en la lucha entre las mujeres está la gran victoria del patriarcado. En cada crítica de mujer a mujer se siembra el germen que perpetúa ése sistema dominador de huella fascista. Nos quieren sumisas y además enfadadas....nos incitan a metemos los dedos en los ojos mutuamente porque así no vemos quién es el verdadero enemigo.
La mujer no es una amenaza para la mujer.
Y si lo que te da miedo es que te quite el gusto de alguna polla puedes estar tranquila porque yo me he cambiado de bando y como coños, al menos por ahora. Deja de criticar y haz autocrítica que siempre es más constructivo y sanador.
Hastaelcoñodelasenvidias.
“Si dejo de escandalizar, dejo de existir” Gustave Coubert
Foto de Roy Galán |
La policía de la moral anda suelta vigilando los desmadres femeninos en la red. Una pesadilla les invade en sueños, amenazándoles con tijeras castradoras.
La semana pasada hice una performance en el Equipo Para titulada Cámara Oscura. En ella descubría mi sexo y ofrecía una cámara para que me sacaran fotos que serían proyectadas después sobre mi propio cuerpo. El objetivo de la acción consistía en tratar de introducirnos en la más impenetrable de las cámaras oscuras: la psique. ¿En dónde centramos la mirada cuando hay un sexo femenino al descubierto?
Días después subí una de las fotos a mi perfil de instagram; perfil que además es privado de manera que mis seguidores solicitan seguirme y yo acepto o no quién me sigue. La foto estaba teniendo buena acogida hasta que me censuraron. Ante la denuncia anónima de alguno de mis seguidores, instagram decidió eliminar la foto y advertirme de que si volvía a subir una imagen en la que apareciera un desnudo eliminarían mi cuenta definitivamente.
¿Qué pasa en nuestra sociedad?, ¿Qué tenemos dentro de nuestras cabezas?. Estamos saturados de ver cuerpos desnudos, cosificados, violentados. Estamos bombardeados de imágenes sexistas y pornográficas que están al servicio de la dominación y el control de nuestra sexualidad. Sin embargo, el desnudo con fines artísticos o de expresión subversiva debe ser censurado y eliminado de manera que no quede rastro de la libertad corporal.
A estas alturas me pregunto qué se le pasa por la cabeza a mi denunciante que, en lugar de decidir dejar de seguirme en la red social, se siente tan masacrado contemplando mi sexo desnudo que quiere que yo sea eliminada de ésa red. Sólo puedo advertir represión en la psique de esa persona, represión de un deseo que ha sido inhibido porque las fantasías que desencadena esta imagen en su cabeza, y no la imagen en sí, son tan perturbadoras que no es capaz de sublimarlas. Esa represión que no puede ser liberada acaba manifestándose de forma violenta. ¡A la hoguera ese coño peludo y esa bruja del demonio que lo enseña!
Lo cierto es que la vulva es una representación del nacimiento, de nuestro origen. Es el lugar al cual todos los seres humanos nos sentimos remitidos, en una mezcla de fascinación y terror, en su connotación de entrada a un espacio oculto porque puede resguardar la vida y los más grandes placeres y las fuerzas para extraviar a los más ecuánimes.
Es de una hipocresía aberrante ocultarnos bajo la mascarada del anonimato para denunciar un desnudo artístico que, puede que sea escandaloso para algunos, pero que abre un debate necesario en un momento crucial como es el actual dónde decimos sí al terrorismo pornográfico de los cuerpos y no al desnudo como modo de expresión. Es más que preocupante la forma en la que hemos interiorizado los mecanismos de dominación establecido y actuamos, en nosotros mismos y entre nosotros, como policías de la moral denunciando lo que no comprendemos porque no lo comprendemos en lugar de hacer un esfuerzo por pensar más allá de lo que nos imponen, en lugar de hacer un esfuerzo por repensarnos.
La desnudez femenina satura los medios de comunicación tanto para anunciar un perfume como un coche, sin embargo, fuera del contexto del consumismo y la publicidad, sigue siendo tan perturbadora como lo era hace siglos, tal vez porque nada es tan misterioso como el placer de la mujer, su sexo que porta los misterios de la sangre y los hilos que detonan cada uno de sus orgasmos.
No tendría ningún problema en mostrar la foto real en esta red social, pero también he sido censurada en otras ocasiones. Por eso he tomado medidas; quién vea un coño en esta foto es que desea verlo.
Basta ya de censura sobre el cuerpo femenino y que viva la revolución de los cuerpos desnudos.
viernes, 16 de enero de 2015
FAN-TAS-MA
Collage de Saco Roto |
Cada vez que te invoco apareces para arrebatarme de la cárcel que me sostiene y llevarme al país en el que la obscenidad es sagrada. Me susurras que será la última vez que vienes, pero sabemos que no es cierto. Ni yo me puedo resistir a ti ni tú a mi cuerpo.
Siento tu aliento cálido acariciándome la nuca. De mi piel salen esporas que flotan en el aire y entran en nuestras bocas con el primer beso húmedo. Tu lengua invade mi garganta. Siento tus ganas de abrirme en canal y meterte, de vaciarme de sangre caliente y lamerme por dentro.
Tu respiración en mi oído me acelera. Me corrompes, cierro los ojos y ya no soy yo. Comienzan las taquicardias. El oxígeno que transporta mi sangre se convierte en densa libido que fluye magmática y a borbotones irrigando cada centímetro de mi cuerpo. En ese momento me metamorfoseo. Tengo un demonio bailándome dentro; un demonio carnívoro y devorador que pide a gritos que me muerdas hasta hacerme daño, que me dejes marcas para sentirte cuando no estés. Así es como intento coagular la excitación de nuestros momentos; la única capaz de evaporar de mi inconsciente la idea de comerte hasta hacerte desaparecer, de despedazarte a bocados y deglutirte hasta que tu esencia se mezcle con la mía y así poder llevarte siempre en mis entrañas.
Sabes bien cómo hacerlo. Sabes bien como quemarme y turbarme hasta que pierdo el sentido de la realidad. Juegas conmigo, me haces desearte con ansias de vaciarme en ti. A partir de ahí soy una bestia sin voluntad que no se hace cargo de la violencia sexual que es capaz de desencadenar. Acercas las yemas de tus dedos a mi piel sin llegar a tocarme a sabiendas de que a partir de ahí soy tuya y que no anhelo nada más que sentirte penetrándome con tus manos. Te haces esperar. En el fondo te doy miedo. Eso te excita y hace de nuestro juego una placentera tortura que siempre termina en dos ombligos ahogados en fluidos corporales, huellas del éxtasis secreto.
Al fin me tocas y comienzo a temblar. Oleadas vibratorias me recorren partiendo del punto de mi cuerpo en el que se encuentre tu boca en ese instante, expandiéndose en ondas concéntricas desde el núcleo de mi sexo hasta las extremidades. Juegas con tu lengua sedosa y caliente alrededor de mis pezones. Postergas, todo lo que tu deseo te lo permite, la ocasión de morderlos. Nadie me ha comido los pechos como tú; como si intentaras exprimir todo lo que soy para ti, paraluego relamerte pensando que eres causa de mi éxtasis.
Subes y bajas aleatoriamente por mi vientre. Te desvías hasta los costados dónde sabes que tengo varios puntos calientes. Combinas caricias con arañazos, soplos con mordiscos. Somos dos cuerpos que luchan por engullirse clavándose el uno en el otro. Nos apretamos como si fuera lo último que fuésemos a hacer en la vida. Juntamos boca con boca, pecho con pecho y pelvis con pelvis hasta hacernos daño. Nuestros brazos nos rodean y nos auscultan mutuamente convirtiéndose en la fortaleza que nos separa del resto. Siento el calor ; tu cuerpo se aligera desprendiéndose del agua que le hace ser.
Respiras fuerte y pacientemente delante de mi coño. Mi olor es como el alimento que hace crecer tu deseo. La serpiente que tengo enroscada en la parte baja de mi espina dorsal se despierta. Da extáticas sacudidas dentro de mí, reclama entre alaridos que metas tus manos dentro hasta que llegues a ella. Acaricias suavemente mi frondoso y brillante vello. Coqueteas con cada pelo y pasas el revés de tus manos por mis labios cada vez más enrojecidos e hinchados de la tensión que resulta de no poder saciar mi apetito insaciable. Rozas tu nariz con mi clítoris. Yo te agarro la cabeza con fuerza y te empujo hacia mí. Te ahogo entre mis piernas porque quiero que tu boca y mi sexo se peguen hasta convertirse en partes de un mismo cuerpo.
Mojo las sábanas que tú ya estabas empapando desde que me metiste los dedos. Tú también vibras mientras me penetras y yo te masturbo con mis pies. Acompañas las envestidas de tus manos, taladrándome lo más profundo de mi ser, de sentidos lametones de amor sobre el pequeño montículo que es origen de nuestra energía orgónica. Sientes mi vagina hincharse como un globo. Siento tu sangre burbujeando y tu cuerpo pedirme que no se termine nunca. Nuestras respiraciones se sincronizan, nuestros gemidos se acompañan como si fueran dos voces de la melodía que orquesta nuestro ritual. Dejamos de ser tú y yo y nos convertimos en fuego. Nos incineramos mutuamente mientras nuestras vísceras se arremolinan en una orgía de cuerpos danzantes en la carnal magia del infierno.
Empiezo a encontrarme mal, a sentir que no puedo. Se me nubla la vista y cada vez te oigo más lejos. Tú no te asustas porque ya sabes qué pasa cuando nos envolvemos. Dejas que me vaya poco a poco, que mi consciencia se turbe hasta que desaparezca mi ego. Nuestros latidos asalvajados y acompasados son cada vez más intensos. Nos despegamos de la cama varios metros; levitamos convertidos en un solo ser que no tiene máscara, que siente sin miedo. Nos frotamos como animales, nos lamemos hasta los sesos. Te trago de pies a cabeza y tú a mí y así es como nos poseemos.
De pronto un orgasmo múltiple nos atrapa y nos resquebrajamos en espasmos que nos secan la garganta. Bocas abiertas, ceños fruncidos, uñas clavándose en la piel y sexos ahogados en su propio jugo es lo que queda de la descarga eléctrica causante de nuestro desvanecimiento. Siento que muero. Algo en mi muere en cada encuentro y renace con hambre de volver a engullirte. Cuando despierto ya no estás. De ti sólo queda el recuerdo de tus lunares salpicando tu piel y el olor arrebatador de tu sexo. Te invoco de nuevo diciendo tu nombre en la oscuridad, te interpelo para que vengas de nuevo. Lo único que sucede entonces es que me escucho pronunciar cada sílaba de tu nombre: “Fan-tas-ma”. Eso y el silencio.
Collage de Saco Roto. Relato elaborado para la web Sex3.0
jueves, 15 de enero de 2015
Lo mejor del 2014 (No necesariamente en este orden)
-Lo mejor del 2014- (No necesariamente en este orden)
-Mi bicicleta.
-Re-descubrir mi cuerpo.
-Ménades.
-Amar a una mujer.
-Morir y renacer a través de la escritura.
-Perder la vergüenza a mostrar las imperfecciones.
-Hacer cunnilingus.
-Los nuevos amigos.
-Publicar un libro.
-Saber que los viejos amigos siguen ahí y no se marcharán.
-Dejarme crecer la melena hasta dimensiones insospechadas – la del coño-
-Los errores de los que he aprendido.
-Las decisiones que me han llevado a poner punto y final.
-Correrme a chorros.
-COCO
*Lo mejor del 2014 lo seguirá siendo siempre aunque ya no esté
jueves, 18 de diciembre de 2014
El espejo
Todos recurrimos al espejo. Unas veces para admirarnos. Otras para no olvidar que aspecto tenemos cuando nos hemos borrado. Sin embargo, hay un espejo del que huimos constantemente. Es el temido espejo en el que no queremos vernos reflejados. Todos estamos hechos de algo que tememos ver. Todos somos eso que no queremos ser. Es el espejo una ventana abierta a los miedos inconscientes. Lo perverso aflora y lo femenino adolece. Preferimos tirar una piedra que rompa la imagen. Con ella intentamos borrar lo que no se puede decir, pero ahí permanece. Tal vez si fuéramos capaces de mantener la mirada a nuestros propios ojos lo que está enquistado engendraría en nosotros. Los opuestos se harían uno, los dolores serían aprendizajes, los horrores elementos de creación. Pero es más fácil ser como Narciso. Admirar lo que consideramos bello y cerrar los ojos para no ver lo que se hunde en la tierra y malcría dentro. La desesperanza está en nosotros; la desesperanza de saber que tenemos un nido de larvas anidando en el alma conviviendo con la certeza de que mientras no abramos demasiado la boca nadie podrá ver los gusanos.
Un pene con uñas
Collage de Dani MF |
Documentándome para un nuevo proyecto sobre escritura y sexualidad que sacaré muy pronto he dado con un interesante artículo. En él se explica de manera científica en qué momento de la historia los hombres perdieron las espinas que tenían en el pene y que conservan la mayoría de los mamíferos macho.
Otrora los penes humanos estaban recubiertos de espinas de queratina. Algo parecido a las uñas. Sí, un pene lleno de uñas para que se agarrara bien a la vagina. De esta manera se conseguía desechar el esperma de los competidores e irritar a las hembras para propiciar la ovulación.
Ahora que se llevan las uñas de todos los colores, con toda clase de dibujitos horteras y cuanto más largas mejor –porque así se asimilan más a las que aparecen en el porno- me pregunto si acaso los hombres con espinas tipo uñas en el pene también las adornarían con florituras para ir más a la moda. El hipster decoraría sus uñas con pequeños bigotitos de colores pantone. El macho ibérico las adornaría con el escudo de su equipo de futbol o le pondría alerones. El del PP se dibujaría la famosísima gaviota. El progre pasaría de las uñas porque estaría muy ocupado leyendo con una mano el manifiesto comunista mientras con la otra sostiene el último ejemplar del playboy.
Quizás ha sido la pérdida de esas espinas uñosas o uñas espinosas que tenían en el pene nuestros antepasados, y no la apropiación de las armas al descubrir el fuego y el metal, lo que ha favorecido la dominación del hombre sobre la mujer. A falta de uñas para irritar a las hembras en el momento del coito buenas son dos hostias para mantener el orden. Un estudio realizado por científicos de las universidades de Standford y Pensilvania ha revelado que esta característica desapareció en el hombre con un fragmento de ADN que se eliminó durante nuestra evolución. Los investigadores también han identificado una región del genoma que ha permitido que el cerebro se expandiera.
La conclusión es que las espinas del pene humano han desaparecido porque tenían dos opciones: desarrollar un pene extrapotente o desarrollar el pensamiento. Por lo que sabemos esta cuestión sigue abierta para los hombres contemporáneos: mucho pene y poca cabeza o al revés. Ustedes eligen.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)